La diócesis de Vitoria y la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Zaragoza son sólo dos ejemplos más de la transformación que experimenta la Iglesia como institución y su conversión hacia fuentes de energía renovables. De hecho, la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE) ha anunciado este lunes 16 de noviembre su compromiso de desinvertir en combustibles fósiles. En paralelo, emblemáticos templos católicos invierten en sostenibilidad y se abastecen de energía de fuentes alternativas y renovables.
En total, lo han anunciado así 47 instituciones religiosas, lo que supone el anuncio conjunto más grande de la historia de la desinversión entre líderes religiosos, según ha informado el Movimiento Católico Mundial por el Clima.
Este compromiso se produce tras la publicación de la primera guía operativa del Vaticano sobre ecología. Estas directrices, que fueron emitidas conjuntamente por todos los dicasterios del Vaticano, animaron a los católicos a evitar invertir en compañías que «dañen la ecología humana o social (por ejemplo, a través del aborto o el comercio de armas), o la ecología ambiental (por ejemplo, a través del uso de combustibles fósiles)».
En el contexto de las inversiones nacionales masivas en respuesta a la crisis de Covid-19 y su recuperación, el destino de las inversiones es «aún más significativo», según precisa el citado Movimiento.
El compromiso de los católicos con la energía limpia es parte de la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia. Este mes se cumplen cincuenta años de las palabras del Papa Pablo VI, quien advirtió sobre el peligro de «conducir a una verdadera catástrofe ecológica».
Por su parte, el Papa Francisco en ‘Laudato Si’, su encíclica del año 2015, afirmó que «todo está conectado» en «una sola y compleja crisis socio-ambiental» y agregó que no se dispone «todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis. Hasta la fecha, un total de casi 400 instituciones religiosas han desinvertido en combustibles fósiles.
«Cuando uno da los primeros pasos ve que no es tan difícil, pero para el que no da ninguno parece imposible. El mensaje es sencillo; hay que ponerse en camino. Esto es un mensaje que para la inmensa mayoría de la sociedad es aceptable y acogido con ganas», ha subrayado el director del Secretariado Social Diocesano de la Diócesis de Vitoria, Luis Antonio Preciado.
Por su parte, el secretario general de la COMECE, Manuel Enrique Barrios, ha animado a unirse a ellos en la adopción de medidas concretas para resolver la crisis climática. «Los compromisos del acuerdo climático de París son importantes, y el Acuerdo Verde Europeo es una forma de hacerlo. La solución de la crisis climática protege a la familia humana de los peligros de un mundo que se está calentando, y se necesitan medidas decisivas ahora más que nunca», ha zanjado.
GRANDES TEMPLOS CALENTADOS CON BIOMASA
En España ya se cuentan por centenares los edificios singulares, como ocurre con numerosos templos de la iglesia y otros inmuebles declarados Bien de Interés Cultural, que emplean biomasa –pellets o astilla- para cubrir sus necesidades energéticas de calefacción y agua caliente, como energía respetuosa con el medio ambiente pero, sobre todo, rentable, dadas las grandes dimensiones de los templos y su elevada demanda energética.
El Palacio de Pedralbes –gestionado por la Generalitat catalana- es uno de los últimos edificios emblemáticos en incorporar equipos para la generación de energía con biomasa de la marca Herz, que distribuye en exclusiva para España, Andorra y Portugal, la empresa española Termosun. La lista de construcciones monumentales que se han decantado por la tecnología austriaca, especializada en este tipo de edificaciones, la engrosan también edificios gestionados por la iglesia: la Abadía de Monserrat (Barcelona); el Monasterio de San Pedro de Cardeña, en Castrillo del Val (Burgos); el Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos); el Monasterio de la Estrella en San Asensio (La Rioja); y el Santuario de Javier (Navarra). Pero hay muchos más, que funcionan con diferentes marcas y tecnologías.
El tamaño de estos monasterios, santuarios y abadías los convierte en grandes instalaciones con altos costes energéticos, por lo que los ahorros directos resultan también elevados. El ahorro que genera el uso de biocombustible oscila, según las particularidades de cada caso, entre el 20% y el 50%, en función de la referencia que tomemos: el pellet en relación al gas natural, el pellet en relación al gasóleo, o la astilla referenciada al gas natural o al gasóleo. Aunque se dan casos de ahorro de hasta el 70% cuando la instalación se circunscribe a un municipio con abundante residuo industrial de la madera o el propio municipio es propietario forestal.