Las plantas de biomasa juegan un rol necesario y rentable en la nueva generación eléctrica de la transición energética. Peso a que el cambio hacia un modelo descarbonizado estará liderado por la fotovoltaica y la eólica, el complemento de la biomasa es ineludible, no solo por la disposición de generar valor añadido en territorios muy diferentes, sino porque a diferencia de otras tecnologías renovables, la biomasa produce electricidad 100% gestionable, más allá del almacenamiento. Acciona y Ence son dos de los exponentes de la realidad imparable de la biomasa, y no sólo para usos térmicos.
El éxito de gestión de la cadena integral de la biomasa en Acciona, la planta de Biollano de Ence, el proyecto de bioeconomía circular que propone Enso, y la generación eléctrica con paja de Curtis-Teixeiro de Greenalia, avalan el peso de la biomasa en el futuro mix eléctrico.
Las plantas de generación eléctrica a partir de biomasa son las más versátiles de las que funcionan al valorizar biocombustibles sólidos muy diferentes en función del territorio en el que se ubiquen. Orujillo, sarmiento, hojas y podas de olivo, restos forestales, residuos agrícolas, paja de cereal…El aprovechamiento de la biomasa no sólo genera valor y riqueza, además aporta una salida eficiente a materia que de quedarse abandonada a suerte en el monte o eliminada mediante quemas controladas ocasiona problemas ambientales -incendios y plagas- y emisiones contaminantes que se pueden evitar mediante la valorización energética.
Hasta las cenizas que genera la combustión de biomasa sólida, con elevado valor en potasio, puede aprovecharse para la producción de fertilizantes. En esta fase se está trabajando. Y todo en un escenario de penetración masiva de renovables llamadas a descarbonizar el sector eléctrico –fotovoltaica y eólica- intermitentes, mientras que la biomasa es 100% gestionable y permite genera 8.400 horas anuales en continuo. Eso sin contar con que muchas de estas plantas se emplazan en sustitución de centrales de energía fósil desmanteladas o en localizaciones próximas a estas fuentes de energía en la España rural y vaciada.
La biomasa representa además un sector industrial que, a diferencia con otros renovables, resulta de difícil, si no imposible deslocalización. Y aunque su rentabilidad más elevada se sitúa en los usos térmicos (calefacción y agua caliente) y procesos de calor, la generación eléctrica es un modelo de negocio beneficioso y comprometido con el territorio. Empresas como Acciona, Ence, Enso y Greenalia lideran innovadores proyectos eléctricos a partir de biomasa.
BIOLLANO 50 MW
La planta Biollano de Ence, en Puertollano (Ciudad Real) de 50 MW de potencia ha supuesto una inversión superior a los 100 millones de euros, genera 325 GW, y alrededor de 1.500 puestos de trabajo estables directos, indirectos e inducidos –con picos durante la construcción de hasta 500 empleos-. “Favorece la transición justa y que los habitantes de un territorio tengan alternativas para quedarse allí” ha explicado el director de proyectos de Ence Energía, Carlos Izaguirre, en un webinar organizado por APPA sobre el papel de la biomasa en el sistema eléctrico.
En 2018 la compañía adquirió una planta termosolar cercana a la instalación de biomasa con la intención de hibridar ambas tecnologías, para facilitar una instalación eléctrica gestionable aumentando las horas de producción. “La gestionabilidad es una característica intrínseca de la transición energética” puesto que “tiene que garantizar la estabilidad del sistema eléctrico durante los próximos años, en los que habrá aun penetración muy importante de renovables no gestionables, y durante un largo período, la tecnología de almacenamiento no estará suficientemente madura, por lo que será necesario incorporar plantas de generación gestionables”, ha apuntado Izaguirre.
Biollano consume 300.000 toneladas (tn) de orujillo, sarmiento, hojas y podas de olivo o otros restos leñosos y de aprovechamiento agrícola. Castilla La Mancha representa el mayor viñedo del mundo, con más de 500.000 hectáreas, y genera al año más de 800.000 tn de sarmiento, de los que Ence ha recogido y valorizado más 50.000 tn, “con intención de duplicar esta cifra el año que viene y evitar así quemas no controlada en el campo”, que es como terminan estos residuos si no se destinan a biomasa energética.
Por otro lado, el decálogo de la sostenibilidad de la biomasa como combustible energético de Ence garantiza que la compañía “no competirá en los usos de estos recursos con la alimentación del ganado ni con usos más nobles, como fabricación de muebles y tableros”, recuerda el directivo de Ence, que pone en valor “la vertebración del territorio” que fomenta la biomasa en este cambio hacia un nuevo modelo energético.ç
LA GESTIÓN INTEGRAL DE ACCIONA
Óscar Lumbreras, gerente de producción de biomasa de Acciona, ha abordado la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión de la cadena integral de la biomasa, de la que ha destacado «la capacidad de generación de empleo en la gestión, que otras fuentes renovables no movilizan». La biomasa está ligada al sector agrícola y forestal y tiene un grado de tecnología muy elevado, pese al pensamiento generalizado.
Acciona lleva 20 años apostando por la biomasa, con tres plantas que suman 61 MW de potencia instalada y que funcionan con paja de cereal y restos forestales. En este sentido, la planta de biomasa de Sangüesa fue pionera en el sur de Europa y ha constituido, desde su puesta en marcha en 2002, una referencia internacional sobre las posibilidades de aprovechamiento de la biomasa para la generación de electricidad.
«Además, esta planta ha generado alrededor unas 35 pymes agrícolas en pequeñas localidades próximas» ha explicado Lumbreras. También en el medio rural, contribuye a «mantener el monte en buen estado y evita en verano la probabilidad y la intensidad de los incendios forestales», en concreto, en el caso de la paja de cereal, «nuestros proyectos han propiciado que en Navarra se prohibiera la quema de rastrojos», concluye
El consumo de Acciona en Navarra alcanza las 350.000 tn de biomasa, 25.000 camiones y un millón de pacas al año. Las cifras de la compañía en materia de gestión alcanzan las 30.000 tn de escorias y cenizas, de biomasas de todo tipo, avena, trigo, cebada, eucalipto y pino. Entre los elementos gestionados también se contabilizan 25.000 facturas y 24.000 señales de proceso anuales.
La tecnología y la experiencia reman a favor de Acciona, «Sangüesa va a cumplir 20 años y este 2020 será el año más eficiente», ha añadido Lumbreras que incide en «la necesidad de utilizar todos los datos para algoritmos de control y operación para mejorar el rendimiento». En este sentido, «si conocemos la composición química de cada lote (de biomasa) podremos regular la operación, ser más eficientes, generar menos residuo y controlar mejor las emisiones», concluye.
GREENALIA Y ENSO
La directora general adjunta de Greenalia, María Moreno, ha destacado la protección del medioambiente y el enriquecimiento local derivados del Proyecto de Curtis-Teixeiro, entre las bondades de la biomasa eléctrica. La planta que se abastece de biomasa forestal, produce beneficios en su entorno desde el momento de la recogida y empacado del biocombustible.
En el polígono de Curtis (A Coruña), la central de 49.9 MW presenta unas “comunicaciones excelentes para la logística de biomasa, por su proximidad a la autovía”, ha señalado Moreno. Con una superficie de 10 hectáreas, consume en planta “exclusivamente restos de cortas recurrentes en los montes de Galicia, de pino y eucalipto, 497.000 tn al año -referido al 50% de humedad-”.
El beneficio ambiental de este proyecto radica en que “los restos de cortas tienen unas características que hacen que no tengan ningún otro uso industrial”, de modo que su aprovechamiento energético “aporta una, solución a los problemas que implica dejarlos en el monte, por el riesgo de plagas e incendios”, y en concreto en Galicia, “la normativa obliga a la retirada y trituración de estos restos”, dando salida así a un residuo que abandonado puede ocasionar graves problemas ambientales.
Con una inversión 135 millones de euros y una eficiencia por encima del 35%, la capacitación se cifra en 8.000 horas al año de funcionamiento. La planta genera 40 puestos de trabajo directos in situ, y muchos más de un centenar indirectos en la recogida del monte, en el que operan una treintena de máquinas, en un proceso que evitará emisión de 120.000 tn de CO2.
Lucía Roca, la directora de Operaciones de Enso (antes Gestamp Biomass) ha subrayado el avance tecnológico del sector en el diseño de calderas, ‘ad hoc’ para cada proyecto, «nos basamos en el combustible inicial del proyecto, con nuestra experiencia de 20 años, pero también en posibles mezclas y en la tecnología disponible en cada momento», porque ha habido una sucesión de «cambios normativos en pocos años» y la vida útil media es de dos décadas, «por lo que el combustible de hoy, puede no tener nada que ver con el de mañana».
La central eléctrica de Garray (Soria) de Enso es un ejemplo de la biomasa como «motor de atracción de industria», al instalarse un invernadero junto a la planta con elevados consumos de «energía eléctrica, calor y CO2 para el crecimiento de las plantas», estableciendo unas sinergias que originó un proyecto conjunto que, sólo en el invernadero generó 300 empleos fijos.