La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, aclaraba en la junta de accionistas de la entidad (que se celebra este martes coincidiendo con la presentación de resultados del tercer trimestre) que la caída de la acción en Bolsa (-50% este 2020) refleja «una alta incertidumbre» por la pandemia, además de «estrés» y se debe «en parte» a la recomendación del Banco Central Europeo de cancelar dividendo. Una decisión, que ha impactado en todo el sistema bancario europeo.
A pesar de ello, Botín defendía ante sus accionistas que es algo que el banco «no puede controlar». Lo que si pueden hacer y es en lo que están centrados, es en alcanzar los objetivos que se marcaron el el Plan Estratégico que el Santander presentó en octubre de 2015 y se basa en la vinculación de clientes y el crecimiento rentables.
Sin embargo, la presidenta recordaba que desde 2014 y hasta el inicio de la pandemia, el Banco Santander ha aumentado el beneficio por acción en un 22%, ha reforzado la base de capital y el precio de la acción ha mostrado una «mejor respuesta» que la media de la banca europea.
BOTÍN CONFÍA EN LA ACCIÓN DEL SANTANDER
Ana Botín también justificaba que actualmente la valoración de la acción «no refleja el precio» real sino la incertidumbre de la pandemia y la economía en general. Pero en cuanto al valor en libro tangibles está «en línea con el sector» y confía en que el precio de la acción reflejará el verdadero valor del negocio del banco cuando pase la crisis.
Sus palabras recordaban a las que el pasado jueves pronunciaba la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa cuando se refirió a la penalización de la acción. “Hemos vivido momentos peores en Bolsa”, en 2011 la acción estaba en 2,5 euros “me parecía de risa”. Según explicaba, hay bajistas que apuestan por la acción y por eso está a 3,5 euros pero confía en que debería ser al contrario y ahora es el momento de comprar, pues llegará a 9 o 10 euros “con pleno convencimiento”.
A pesar del subidón de este martes de más del 4%, las acciones del Banco Santander cotizan por encima de del 1,7 euros. Prácticamente en mínimos históricos, aunque ha repuntado levemente desde los 1,5 euros en los que llegó a cotizar el pasado mes de septiembre.
EN DEFENSA DEL DIVIDENDO
Las quejas no han parado desde que el pasado mes de marzo el Banco Central Europeo recomendara a la banca no distribuir beneficios entre sus accionistas mientras dure la crisis del covid-19. España fue en 2019 el cuarto país europeo por pago de dividendos, además, el Ibex 35 suele tener una rentabilidad bastante elevada y es su principal atractivo, sobre todo para el inversor minorista.
Por ello, en estos más de siete meses de pandemia, los principales banqueros españoles han aprovechado cada intervención para dejar claro que no están conformes con el veto. El Santander ha sido el más activo y eso que Ana Botín fue la primera en cancelar el dividendo (en concreto el segundo de 2019) de manera voluntaria. Pero en ningún caso, las primeras filas pensaron que la situación iba a alargarse tanto.
Este martes, la presidenta de la entidad lo volvía a hacer. Ana Botín defendía que la fortaleza del balance del banco le sitúa en posición de pagar dividendos, que además es «el mejor exponente de la disciplina financiera» y su recurrencia aporta confianza y estabilidad a los inversores. Por ello aprobaban, con el visto bueno de los accionistas, el pago de un dividendo complementario de 2019 en acciones y de un dividendo en metálico de 0,10 euros por acción a pagar en 2021.
LA FORTALEZA DEL SANTANDER
Botín resaltaba que el Santander ha generado 14 puntos básicos de capital en el trimestre y 33 puntos básicos en el año, lo que le ha permitido fortalecer aún más su balance y alcanzar en el tercer trimestre del año una ratio de CET1 del 11,98%, provisionando 19 puntos básicos de capital para el pago de dividendos en efectivo con cargo al ejercicio 2020.
En un entorno difícil, el banco espera cerrar 2020 cerca del límite superior del rango objetivo de CET1 del 11%-12%, lo que dará mayor flexibilidad para gestionar el capital y la forma en que remunera a los accionistas, «incluyendo dividendos en efectivo o recompras de acciones».
Botín también destacaba que la ratio de capital del banco está «muy por encima de los requerimientos regulatorios», que la calificación crediticia se mantiene en el máximo nivel y que el diferencial de CDS está «muy por debajo de los niveles de crisis anteriores». Y por todas estas razones, están en situación de pagar dividendos.