Para cuando llegué el 6G, el panorama empresarial de las telecomunicaciones españolas será muy distinto al que arrancará la era del 5G. En las quinielas por saber quién terminará emparejado con quién, Vodafone España juega varias columnas con dobles y triples. MásMóvil juega también algunas combinadas; y Orange valora si elevar la apuesta.
Que todos jugarán al «1×2» es una certeza. La última en pronunciarse ha sido la agencia de calificación crediticia Moody’s. Considera que la debilidad macroeconómica y la intensa competencia supondrán un lastre para el crecimiento del sector en el próximo año. Esto solo tiene un camino, explican: «explorar oportunidades de consolidación» en el mercado. Algo que nadie niega. Todos asumen. Y solo será cuestión de tiempo.
Entre los factores, de carácter técnico y económico, algo que llama la atención es la advertencia de una sobrecapacidad de la red en España y los «atractivos» acuerdos mayoristas. Una situación fraguada a fuego lento y sobre la advertencia de que no era normal la carrera que exitía entre compañía por tirar kilómetros de red. Pero eran otros tiempo, y enseñar músculo importaba. Las consecuencias se pagan ahora.
En la parte económica, sobre los problemas que abocan a la consolidación, Moody’s aborda la situación del mercado premium. Destaca que la competencia no ha sido tan agresiva y los precios son elevados en comparación con los otros países europeos. Esto, prevé, que lleve a los clientes a buscar ofertas más baratas en medio de una «intensa actividad promocional» y una conyuntura económica adversa.
VODAFONE Y LAS QUINIELAS
En cuanto al conjunto de motivos corporativos, la agencia identifica tres claves por las cuales los operadores podrían perseguir una mayor consolidación en el país: mejorar su débil comportamiento operativo, mejorar las oportunidades de crecimiento y expandirse geográficamente fuera de sus regiones principales.
En concreto, apuntan a que Vodafone y Orange podrían estar interesados en explorar opciones de consolidación para mejorar su desempeño operativo y financiero en el mercado, tras varios trimestres de resultados a la baja. Sin embargo, en el caso de Vodafone creen que el compromiso de la compañía de reducir su deuda de neta a la parte baja del rango 2,5-3,0 veces y la dificultades que tuvo en el pasado para integrar algunas adquisiciones podrían limitar su capacidad o voluntad para actuar como actor consolidador.
Respecto a Orange, Moody’s ve a MásMóvil como el «activo más interesante» para la compañía, especialmente considerando que representa una parte relativamente grande de sus ingresos y beneficios mayoristas, unos contratos que podrían perderse si MásMóvil es adquirido por otro operador.
Por lo que respecta al propio MásMóvil, estiman que sus nuevos dueños, un consorcio creado por los fondos KKR, Cinven y Providence, podrían estar interesados en dar nuevo paso en su crecimiento con un nuevo acuerdo para incrementar su tamaño y mejorar el acceso a la red. Y aquí aparece de nuevo el operador rojo. Apuntan que una compra de Vodafone España, como se ha especulado en la prensa, podría tener «un buen encaje» y generar «significativas» sinergias de costes, pero estima que el tamaño de Vodafone (casi tres veces más que MásMóvil en términos de ingresos) y el elevado endeudamiento de MásMóvil son «limitaciones claves» para esta operación.
También hablan de la «vía Euskaltel», aunque en estos momentos parece la menos propia para cualquier movimiento. Al menos en el corto plazo. Así, en opinión de Moody’s, la consolidación del sector español de las telecomunicaciones podría mejorar la rentabilidad de los operadores y extraer nuevas sinergias, pero también deterioraría sus métricas crediticias si se financia con deuda, teniendo en cuenta además que las compañías no cuentan actualmente con mucha flexibilidad en este sentido según sus ratings.
Respecto a la imposición de condiciones a estas operaciones por los reguladores, apunta que si las autoridades europeas de competencia adoptaran un enfoque «más benigno» a la hora de revisar los acuerdos de consolidación dentro de un país, esto podría facilitar el proceso en un mercado «altamente fragmentado» y crearía oportunidades para que los operadores apuntalen el flujo de caja y reduzcan los costes.