El Banco de España ha avisado este martes de que las empresas se enfrentan todavía a retos «muy significativos» y ha pedido medidas de apoyo y liquidez, con una recalibración» de los ERTE, avales y flexibilidad en la gestión de impuestos, así como mejoras en los procedimientos de insolvencias y la contención de costes financieros y no financieros ante una estimación de unas necesidades de liquidez de unos 230.000 millones de euros, de los que menos de la mitad se podrían cubrir usando sus activos líquidos y recurriendo al importe no dispuesto de sus líneas de crédito, quedando pendientes unos 125.000 millones pendientes de cobertura.
Durante su intervención en un acto de la Cámara de Comercio de España, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha avisado de que la solvencia de muchas sociedades no financieras se ha deteriorado por el aumento del endeudamiento y la caída de los ingresos, a lo que se suma el carácter «incompleto y desigual» de la recuperación que «no favorece una rápida mejoría de la situación financiera de las compañías».
Además, ha indicado que el eventual agotamiento del alivio financiero proporcionado por algunas medidas (como el período de carencia de los préstamos garantizados) antes de que se asiente la recuperación supone un «elemento de riesgo».
Por ello, ha pedido el mantenimiento de unas condiciones financieras agregadas «favorables», apelando a la política monetaria común como «elemento clave anti-fragmentación» y al papel de la confianza y la necesidad de una estrategia integral de recuperación y crecimiento, con los fondos europeos, reformas estructurales para aumentar la capacidad de crecer sosteniblemente y una estrategia «creíble» de consolidación fiscal post-crisis.
También ha demandado medidas de apoyo a las rentas y la liquidez, como la actualización y recalibración de ERTES, avales, flexibilidad en la gestión impuestos y cotizaciones de la Seguridad Social, de acuerdo a la evolución de la crisis.
En paralelo, ha pedido sobre los procedimientos de reestructuración de deudas mejoras en los procedimientos judiciales y extrajudiciales de insolvencias que redunden en una mayor «eficiencia y agilidad», para «salvar más empresas viables».
Ve relevante anticiparse a un escenario de necesario despalancamiento empresarial postCovid, siendo «clave» el papel de la competitividad, cuyos resortes a corto plazo pasan por la contención de costes financieros y no financieros y flexibilidad; y a largo plazo por la productividad y las reformas.
NECESIDADES DE FINANCIACIÓN
Arce ha explicado que la fuerte caída de la facturación ha elevado las necesidades de liquidez de las empresas, especialmente en los sectores más afectados, y ha precisado que la parte nuclear de las necesidades de crédito viene determinada por los vencimientos de pasivos financieros.
En concreto, el Banco de España estima unas necesidades de liquidez de unos 230.000 millones de euros del tercer al cuarto trimestre, de los que 25.000 millones serían generadas por la actividad de explotación, unos 200.000 millones por amortizaciones de deudas y en torno a unos 10.000 millones generadas por la inversión.
De este total de necesidades, unos 200.000 millones (el 88% del total) estarían bajo una probabilidad media, alta o muy alta de impago. Algo más de 25.000 millones tendrían una probabilidad baja, pero unos 75.000 millones una probabilidad de impago muy alta.
Según Arce, una parte destacada de las necesidades de liquidez se concentran en sociedades no financieras de baja calidad crediticia, con peor acceso al crédito y las empresas podían cubrir menos de la mitad de estas necesidades usando sus activos líquidos y recurriendo al importe no dispuesto de sus líneas de crédito.
En detalle, unos 45.000 millones sería el importe máximo que se podría cubrir con líneas de crédito disponible; unos 65.000 millones el que se podría cubrir con activos de liquidez en poder de la empresa y el restante monto de 125.000 millones estaría pendiente de cobertura.
No obstante, ha repasado la batería de medidas de política fiscal (apoyo a rentas como moratoria de impuestos, ERTE o programa de avales públicos), política monetaria (financiación del Eurosistema a bancos en condiciones más favorables y aumento de las compras de activos) y políticas financieras (flexibilización de la regulación de liquidez y capital y cambios en el cálculo del capital regulatorio para su aumento, interrupción del pago de dividendos hasta el 1 de enero y adaptación de normas contables).
Estas, ha asegurado, han contribuido a mejorar el acceso de las empresas a la financiación externa y reducir su coste. Respecto a cómo han cubiertos las empresas sus necesidades de liquidez, ha indicado que el grueso de los fondos lo han obtenido mediante préstamos bancarios. De hecho, en el segundo trimestre las empresas cubrieron con ellos el 27% de las necesidades de liquidez estimadas para el período abril-diciembre.
Además, el uso del programa de avales ha sido más intenso por parte de las empresas con peor acceso al crédito (pymes, empresas más arriesgadas y empresas más expuestas al shock), al tiempo que habría impulsado la oferta de crédito a través de una relajación de las restricciones de capital.
En este punto, ha resaltado que las condiciones de los préstamos avalados por el ICO son «claramente favorables», ya que los tipos de interés son más reducidos y el plazo es «sustancialmente mayor», lo que reduce la carga financiera a corto plazo y los riesgos de refinanciación.
No obstante, las empresas también han cubierto una parte de sus necesidades de financiación recurriendo a los mercados de capitales. Esta financiación ha desempeñado un papel menor en comparación con la evolución precovid y se ha dirigido en mayor medida hacia las empresas de mayor tamaño y menos afectadas por la perturbación, ha detallado Arce.
PERSISTENCIA ELEVADA DE LA DEUDA EN LOS PRÓXIMOS AÑOS
De igual forma, Arce ha explicado que se produjo un retroceso «muy acusado» de la actividad en el primer semestre como consecuencia del impacto de la crisis sanitaria y las medidas de contención, que dio paso a una recuperación «gradual» en el tercer trimestre, junto a una «pérdida gradual del dinamismo», cuando el PIB crecerá entre un 13% y un 16,6%.
Las previsiones del Banco de España apuntan a un desplome económico de entre el 10,5% y el 12,6% este año, un avance del PIB entre el 4,1% y el 7,3% en 2021 y de entre el 1,9% y el 3,3% en 2022.
Según Arce, los riesgos se encuentran sesgados «a la baja» en los próximos trimestres, ligados a la evolución epidemiológica y a la disponibilidad de un tratamiento eficaz y, también, a otros riesgos procedentes del entorno exterior.
Además, el déficit se situaría en 2020 entre un 10,8% y 12,1% del PIB, para luego reducirse en los años siguientes, hasta alcanzar un 5,8% en 2022. En paralelo, ha apuntado que la deuda aumentará «significativamente» en 2020 y mostraría una «persistencia elevada» en los próximos años