Desde enero de este año muchos usuarios se están encontrando con que algunas estaciones de la red de Metro de Madrid cuentan con desfibriladores en sus instalaciones. Se trata de una medida de la Comunidad de Madrid que pretende cardioproteger a los 570 millones de viajeros que usan el transporte público. Y solo cuesta 16.000 euros. Pero, ¿dónde están y quién está capacitado para salvar vidas con el uso de estas máquinas?
Cerca de 20 estaciones de la red de suburbano son las primeras en contar con desfibriladores automáticos o semiautomáticos. La selección de estas depende del número de viajeros que transitan las mismas. Si la afluencia media diaria es igual o superior a 1.000 personas contarán con ellos.
De ahí que, Nuevos Ministerios, Arguelles, Moncloa, Avenida América o Príncipe Pío ya tengan desfibriladores instalados. De hecho, todas las estaciones que a su vez sean intercambiadores tendrán uno. Desde Metro de Madrid no han confirmado a Merca2 si se ampliará esta medida a más estaciones de la red. Los grandes establecimientos comerciales, aeropuertos, estaciones de autobuses y ferrocarril en poblaciones de más de 50.000 habitantes también están obligados a contar con desfibriladores. Hasta los hoteles con más de 100 plazas.
En teoría todos los ciudadanos podrán usar los desfibriladores, incluido el personal de Metro que no ha necesitado formación para ello. Pero solo en casos «excepcionales». Es decir, cuando no haya personal sanitario y los técnicos en emergencias sanitarias disponibles.
“En el caso de que no se encuentre algún profesional de estos colectivos, y al objeto de aumentar las posibilidades de supervivencia, cualquier ciudadano podrá utilizar un desfibrilador automático siguiendo sus instrucciones”, explican desde la Comunidad de Madrid. Además, recuerdan que primero es necesario que contacten previamente al inicio de las actuaciones con los Servicios de Emergencias.
Cada aparato, situado en el hall de las estaciones, está acompañado de una serie de instrucciones. “El mecanismo de uso es muy sencillo ya que el propio desfibrilador te va indicando los pasos”, explican desde la Consejería de Sanidad.
¿Realmente son necesarios?
La respuesta es clara. Un desfibrilador es fundamental para el pronóstico y supervivencia de una persona que sufre una parada cardiorrespiratoria. Solo en 2016, los Servicios de Emergencias de la comunidad registraron 1.351 paradas cardiorrespiratorias en la región fuera del ámbito hospitalario. De hecho, el Summa 112 ofrece cursos de reanimación cardiopulmonar (RCP) de forma gratuita.
Cada aparato tiene un coste unitario de unos 800 euros, por lo que la Comunidad de Madrid destinará en torno a 1,6 millones para ofrecer cardioprotección a sus trabajadores y usuarios. La factura en Metro de Madrid es solo de 16.000 euros. Un bajo precio que invita a pensar que otras estaciones menos transitadas puedan disponer de ellos en un futuro. Este plan está recogido en el Decreto 78/2017 de 12 septiembre, por el que, además se da un plazo de 12 meses a organismos e instituciones para que instalen estos aparatos.
Alcampo, el súper que salva vidas
Un claro ejemplo de lo necesario que es un desfibrilador es un lugar público es la cadena de supermercados Alcampo. El Grupo Auchan ha implantado desfibriladores DOC en todos sus centros comerciales, algo que ya ha tenido consecuencias muy positivas.
Recientemente, un joven de 33 años salvó la vida en Jérez de la Frontera al sufrir un paro cardiaco. Ocurrió en un hipermercado de Alcampo, donde tenían instalado un desfibrilador. Este consiguió salvar la vida gracias a su uso, pero no es el único. Los trabajadores de Alcampo se han convertido hasta en nueve ocasiones el pasado año en héroes.