sábado, 23 noviembre 2024

El Gobierno endulza las relaciones de Naturgy con Argelia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viaja este miércoles a Argelia, donde cerrará uno de los puntos más enconados en las relaciones exteriores españolas de los últimos meses. El se centrará, sobre todo -tal y como aseguran desde Moncloa-, en materia energética. En este sentido, la clave es el nuevo acuerdo de suministro de gas desde la región africana, pero contiene más aristas. Naturgy será el gran beneficiado, tras meses de duras negociaciones con los argelinos. Aunque no será la única, dado que la delegación española está compuesta por otros grandes empresarios. Finalmente, la alianza también debería desencallar otros dos problemas políticos entre ambos países: las fronteras marítimas y el Sáhara Occidental.

Un choque entre ambos países que viene de atrás. En concreto, las autoridades argelinas decidieron plantar de forma inesperada a la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, a finales de febrero de este 2020. Unos días antes, la propia González Laya levantó la voz contra un decreto aprobado (en 2018) por el Gobierno de Argelia por el que establecía la delimitación de sus 200 millas marítimas (370,4 kilómetros) de su zona económica exclusiva, sobre las que el país pretende tener derechos de soberanía para su explotación. Una delimitación que se solapa con las aguas del Parque Nacional de Cabrera, en el sur de Mallorca.

Aunque el verdadero trasfondo es otro: el gas natural. En este punto, Argelia es vital para España y viceversa. Así, cerca de la mitad del gas que se consume en suelo español proviene de la región africana. A su vez, esa relación es muy lucrativa para los argelinos, ya que España es el tercer país al que más exporta por detrás de Francia e Italia. Pero esas relaciones se tambalearon cuando el operador que hace de intermediario entre unos y otros, Naturgy, calculó que ya no le salían las cuentas.

LA REGLA DE ORO DE REYNÉS EN NATURGY

Curiosamente, para los que crean en ello, días antes de que las relaciones entre unos y otros se torciesen, Naturgy anunció que revisaría (y renegociaría) todos los grandes contratos de suministro que mantenía. Una fiscalización en la que obviamente estaba incluido el acuerdo para exportar gas natural desde Argelia con la compañía estatal Sonatrach. Y que, además, debía cerrarse en el segundo semestre de 2020. Con las espadas en alto y tan poco tiempo, ambas partes no tardaron en acusarse mutuamente para dejar claras sus posturas.

En sus años al frente de Naturgy, Francisco Reynés siempre ha intentado cumplir con una regla de oro que ha sido la de únicamente ejecutar aquellas inversiones de las que se obtenga un retorno muy superior. Un requisito imposible de cumplir en el caso de Sonatrach. La razón es que este tipo de contratos a largo plazo estaban bien vistos. Al fin y al cabo, reducían los riesgos para el comprador y el vendedor, dado que ambos se aseguraban un intercambio estable que permitía al primero negociar un precio a la baja al actuar al por mayor.

Todo eso cambia drásticamente en el último año, a medida que el mercado se inunda de gas estadounidense. En la actualidad, los precios son hasta tres veces más baratos que los negociados años atrás, lo que obliga al comprador a renegociar a la baja. Por ello, Naturgy se ha negado a renovar el contrato que vencía recientemente, pese a los esfuerzos de Argelia. De hecho, el director ejecutivo de la firma estatal argelina, Toufik Hakkar, señaló que «estamos en la fase final de negociaciones y esperamos que lleguemos próximamente y rápidamente a un acuerdo entre las dos partes».

UN ACUERDO CON NUEVOS SOCIOS Y UNA APUESTA POR EL GAS

El esfuerzo argelino no ha surtido efecto. Así, «Naturgy ha decidido no prorrogar el primer contrato de gas que vence en 2020», señalan desde Barclays. Y ahora la pelea está en lo que ocurra de cara al segundo contrato (denominados Sagane) cuya prórroga finaliza en 2021. Una negociación que será, de nuevo, difícil y que liderará como años atrás el mismo Reynés. Aunque fuentes del sector apuntan a que la firma española logrará «disminuir» los volúmenes de gas natural que llegan desde la región, lo que permitirá a la compañía española “reducir” su perfil de riesgo.

Pero en toda esta disputa entre empresa y Gobierno hay un problema y, es que, el suministro de gas junto a los gasoductos con origen en Argelia y que pasan por Marruecos (en los que participa Naturgy a través de la empresa Sagane) son «activos estratégicos» para el Estado español. Una catalogación que obliga al Gobierno de España a tomar parte en la disputa y una baza con la que contaban en Argelia. De hecho, hace mes y medio Hakkar señalaba a la agencia Efe que «antes de mirar al mercado y a los precios deben considerarse los otros parámetros que existen».

Por esta misma razón, Sánchez y su equipo ha tenido que ir en persona para cerrar unas negociaciones que pueden incluir nuevos socios en esta relación, según apuntan fuentes del sector. Aunque lo que sí es seguro es que el nuevo acuerdo no solo servirá para restar las tensiones en las fronteras marítimas de ambos países, sino que será presentado como uno de los pilares en el nuevo plan de transición energética. Al fin y al cabo, el gas natural debe servir como complemento y solución para el despegue de las energías renovables en el país y los problemas de intermitencia que todavía presentan.


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