El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha vuelto a insistir este viernes en la necesidad de mantener las medidas de estímulo para apoyar la reactivación de la economía, pero de una forma selectiva, porque «la política económica no puede estar para sostener indefinidamente a un sector que estructuralmente va a reducir su nivel de actividad».
Durante su participación en el Foro La Toja 2020, Hernández de Cos ha indicado que tras la primera fase de «puro confinamiento» y parón de la actividad, en la que había que acometer «una especie de ‘whatever it takes’ de don Mario Draghi» con apoyo a todos los sectores sin discriminación, se ha pasado a una segunda de recuperación.
Hernández de Cos ha indicado que los datos de empleo publicados este viernes indican una «mejora adicional» en la tasa interanual de afiliación, la afiliación efectiva, es decir, incluyendo también los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE)», si bien constata una recuperación «incompleta» y «muy desigual» por sectores, ya que la caída interanual del 7% del empleo en agosto en la hostelería todavía era del 30% mientras que en otros sectores se lograban datos incluso positivos, como el sanitario.
En este sentido, ha indicado que se da una recuperación «muy incierta y muy frágil» ya que las nuevas medidas de confinamiento por los rebrotes están afectando a las decisiones de inversión y es un contexto «muy difícil» para que los empresarios inviertan, así como para las decisiones de consumo de los hogares.
En este contexto, ha remarcado que la política fiscal y monetaria tienen que mantener los estímulos pero de una manera «mucho más focalizada», lo que hace «más difícil» la gestión de política económica, ya que hay que pensar en elementos estructurales como el teletrabajo o la combinación o las pautas de consumo, puesto que «uno no consume lo mismo cuando va al trabajo que en casa y tiene consecuencias negativas para algunos o beneficios para otros».
En todo caso, ha defendido que «la política económica no puede estar para sostener indefinidamente a un sector que estructuralmente va a reducir su nivel de actividad y eso es lo que el gestor de política económica tiene que ser capaz de identificar, cuáles son los sectores que estructuralmente vana reducir su actividad».
En cuanto al turismo, ha indicado que se trata del sector «más golpeado» por la crisis y ha considerado que hasta que no haya una vacuna y probablemente tras varios trimestres después no se recuperará la normalidad en el sector.
Eso sí, cree que si España va a estar mejor «preparada» para futuras pandemias -«no hay ningún indicador que muestre que se van a recibir estructuralmente menos turistas»-, si bien ha dicho que puede estar «equivocado».
Ha insistido en que se mantengan los estímulos de apoyo a este tejido particular, ya que lo contrario tendría efectos «destructores» y de deuda y déficit, que es precisamente lo que se trata de evitar cuando se plantea no seguir con esos estímulos.
REALIZAR «YA» REFORMAR ESTRUCTURALES
Concretamente, ha apuntado que mecanismos como son los ERTE «tienen que estar muy focalizados» y ha instado a permitir la utilización de la legislación laboral, dado que «es capaz de ajustar la estructura interna de las empresas» para que encaren los cambios estructurales.
Igualmente, ha incidido en la necesidad de actuar en materia de formación y políticas activas de empleo, que sigue siendo un «déficit» en España por no ser efectivas pese a los numerosos cambios, con el fin de poder «reciclar» a los trabajadores afectados de empresas que pierdan actividad.
De cualquier forma, Hernández de Cos ha recordado que al margen de la pandemia España ya presentaba déficits estructurales como el crecimiento y las finanzas públicas, algo que estaba ya «claro» a final de 2019, así como la baja productividad debido al bajo capital tecnológico y humano y a la baja competencia empresarial y el reducido tamaño empresarial.
A su vez, se ha referido al mercado de trabajo «disfuncional» que genera dualidad en el mercado de trabajo y desigualdad, además del paro de larga duración, asuntos que cree que hay que resolver con más urgencia al agravarse con la crisis.
En este sentido, ha citado también el problema de déficit estructural de las cuentas públicas superior al 3% en 2019 que se agudiza con la crisis, por lo que cree que el expansionismo fiscal de corto plazo tiene que venir acompañado del diseño de un programa de consolidación fiscal, a aplicar más tarde, aunque es «imposible» de fijar su fecha por el momento.