Poner en marcha una empresa es un proceso largo y complejo en el que debemos tomar decisiones importantes que pueden afectar al futuro de nuestro negocio. Además de prestar atención a posibles vías de financiación, la forma jurídica elegida o la elaboración del plan de negocio, una de las primeras cosas que tenemos que hacer es escoger un nombre para la empresa.
La elección de la denominación es importante, pero no es un paso en el que podamos quedarnos estancados. A veces nos viene a la cabeza a la primera el nombre perfecto, y otras puede ser un proceso bastante largo. Lo importante es que mientras te decides por una denominación u otra sigas trabajando para que el proyecto vaya avanzando. Imagina a tu empresa como un libro, si tienes una buena idea deberías dedicarte a escribir, el título puedes escogerlo más tarde.
No obstante, hay una serie de cuestiones que debes tener en cuenta para dar con el nombre perfecto, que sea capaz de enganchar a tu público y ser recordando fácilmente. Vamos a ver algunas recomendaciones para encontrar la denominación más adecuada.
Cuanto más corto y sencillo sea el nombre de la empresa, mejor
Esta es una máxima que deberíamos tener en cuenta siempre que estamos pensando un nombre para una empresa o para una marca. Cuanto más complejo sea más difícil va a resultar que los consumidores lo recuerden, y lo mismo ocurre si se trata de un nombre demasiado largo, que podría complicarnos la vida a la hora de crear el logo, insertarlo en facturas, rellenar documentación, etc.
Pero tampoco llevemos la simplicidad al máximo. El uso de siglas debe estar muy limitado. Si podemos reducir el acrónimo a un conjunto de siglas que tengan significado por sí mismas y resulten llamativas, entonces sí podríamos usarlo, pero en caso contrario el uso solo de siglas no es demasiado recomendable.
Piensa por ejemplo en una empresa que se llame “RSG” porque el nombre del emprendedor es Ramón Segura García. Lo más probable es que a los consumidores les resulte complicado recordarlo si no entienden de dónde vienen esas siglas. Así que mucho mejor optar por un nombre que tenga entidad propia.
Procura que sea fácil de pronunciar (y de escribir)
Tu empresa va a relacionarse tanto con clientes como con proveedores. Esto implica que son muchas las personas que por un motivo u otro van a tener que nombrar a la misma o dirigirse a ella por escrito. Si el nombre que has elegido para tu negocio es complicado de pronunciar o de escribir, estarás dificultándole mucho la vida a los demás.
Cuanto más sencillo de pronunciar sea un nombre mucho más se graba en la mente de las personas, con lo cual resulta mucho más sencillo de recordar. Y no debemos olvidar que, al fin y al cabo, lo que buscamos es que nuestros posibles clientes se acuerden de nosotros siempre que necesiten esos productos o servicios que nosotros ofrecemos.
Además, hoy en día todas las empresas necesitan una web corporativa, y las búsquedas online serán mucho más sencillas para los internautas si saben cómo escribir el nombre.
Ten cuidado con los dobles sentidos en el nombre de tu empresa
Es bastante habitual usar juegos de palabras para crear nombres de empresa originales. Es una técnica sencilla que suele dar buenos resultados, pero también hay que usarla con precaución. Si usamos términos demasiado ambiguos, o muy ligados a una idea humorística, o incluso desagradable, corremos el riesgo de que el doble sentido no juegue tanto a nuestro favor como esperábamos.
Esto debes tenerlo en cuenta también si vas a internacionalizar tu negocio, porque puede que un término que en España sea totalmente inofensivo resulte inapropiado en otros lugares del mundo. Un ejemplo típico es el nombre de Concha, que en España es solo la abreviatura de Concepción, pero en Argentina es sinónimo del aparato genital femenino.
Procura que sea un nombre creíble
Puedes usar un nombre de fantasía para tu empresa e incluso crear un término que no exista, pero si te decides a usar en el nombre ciertas características procura que sean realistas. Esto lo vas a ver más claro con un ejemplo.
Si tienes una empresa de lácteos que elabora sus productos con leche procedente de granjas sostenibles, puedes llamar a tu empresa Biolácteos, esto tendría sentido. Pero si no hay ni rastro de sostenibilidad en tu proceso de producción de productos lácteos no es buena idea que uses “bio” en el nombre de tu empresa.
Esto que parece que no tiene importancia, en realidad si la tiene, puesto que los consumidores hoy en día están más informados que nunca y siempre hay alguien dispuesto a investigar para ver si de verdad eso que estás intentando vender a través de tu nombre o incluso de tu eslogan es cierto. Y si no lo es, puedes estar al borde del inicio de una crisis de reputación.
¿Cómo debería ser el nombre perfecto para una empresa?
No hay una formula mágica para encontrar la denominación perfecta, pero hay una serie de cuestiones que es importante tener en cuenta y que complementar a esto que hemos visto hasta ahora.
Para empezar hay que intentar que el nombre no dé lugar a confusiones y conseguir que le otorgue a la empresa una identidad propia. Además de fácil de recordar y de pronunciar tiene que ser actual, único y original. El objetivo es que sea capaz de conectar con los clientes y de mantenerse en el tiempo.
Una vez que hayas encontrado el nombre perfecto no dudes en registrarlo y en adquirir también un dominio con su nombre. De hecho, sería recomendable que además de un dominio .com o .es compres otros como .net o similares para evitar que puedan aparecer marcas que quieran copiarte.
A fin de llegar a esa denominación ideal que estás buscando nada como hacer un perfil de tu negocio y de tus clientes potenciales y luego realizar un brainstorming para encontrar posibles nombres. Lo ideal es encontrar entre 5 o 7 denominaciones que puedan servir y quedarse luego con una.
Dedicándole un poco de tiempo, encontrar el nombre perfecto para tu empresa será mucho más fácil de lo que crees.