«Tú pones el tejado, nosotros las placas». Así de directa y contundente es la revolucionaria fórmula de SotySolar, que promueve nuevas formas de suscripción en las que el consumidor sólo paga una cuota mensual y la instalación corre a cuenta de la empresa instaladora: sin entrada, ni permanencia, ni penalización por cancelación. En definitiva, un modelo de suscripción “tipo Netflix”, como describe la propia marca.
De esta forma, pasarse al autoconsumo fotovoltaico residencial ya no tiene por qué ser un proceso costoso. Y hablando de precio, la compañía energética advierte: “es el momento de decidirse por las placas solares, antes de que registren un aumento de precio”.
Tras muchos años de descenso paulatino en el precio de las placas solares, ahora se prevé un aumento debido al encarecimiento del polisilicio, un elemento fundamental en su fabricación, tal y como explica la compañía en su blog. Varios accidentes en fábricas chinas, así como la dificultad para transportar materiales dentro del gigante asiático o fuera de sus fronteras, debido al Covid-19, han generado una escasez de polisilicio que podría afectar al precio final de las placas solares a corto plazo.
Estas circunstancias provocan reacciones en cadena en el mercado de producción de paneles solares fotovoltaicos, dominado en los últimos años por una feroz competencia en la que los chinos llevaban la delantera. No hay que olvidar que el resto de empresas internacionales también han permanecido cerradas o bajo mínimos desde febrero hasta junio de 2020.
Se prevé, entonces, que los pequeños productores sufran por el aumento del precio del polisilicio y las grandes empresas marquen unos costes de producción más altos, que unido a la escasez durante este último trimestre de 2020, van a encarecer el precio de las placas solares, por primera vez en muchos años.
SUSCRIPCIÓN SIN GASTOS NI MANTENIMIENTO
La suscripción solar que propone SotySolar se basa en un nuevo modelo energético en el que el usuario paga una cuota mensual por el uso de unas placas que tendrá instaladas en su tejado pero por las que no pagará ni un céntimo, al no adquirirlas en propiedad.
Por primera vez, el consumidor evitará el gran desembolso inicial necesario para hacer uso de energía solar en su vivienda o negocio, aunque su decisión no le impida comprar los paneles solares en un futuro. Una vez hecha la instalación, si el demandante de energía decide adquirirla y dejar de pagar su cuota mensual, podrá hacerlo, amortizando los años de uso y las cuotas pagadas hasta ese momento. Y pasados 20 años, las placas pasan a ser propiedad del consumidor de forma gratuita.
MODELO ‘NETFLIX’ DE LA ENERGÍA SOLAR
Esta forma de suscripción funciona como un modelo ‘Netflix’ de la energía solar, es decir, que “el instalador llega, te pone el equipo necesario en tu casa y tú sólo tienes que encender el televisor y disfrutar”, explican desde SotySolar.
El coste de instalación y mantenimiento es exactamente 0 €. “Nosotros nos ocupamos de todo para que tú sólo tengas que dar el paso de elegir la energía solar como suministro principal en tu casa, contribuyendo a un cambio global para un futuro mejor”, tal y como informa la web de la empresa.
Con el objetivo de adecuar el tamaño de la instalación y la cuota mensual a cada cliente, el primer paso de SotySolar es realizar un estudio personalizado de cada vivienda, de modo que cada proyecto particular se ajuste a los hábitos de consumo de cada casa.
Además, los expertos de la compañía analizan la orientación de la vivienda, las horas de luz que recibe, el consumo medio o los picos máximos para realizar una instalación adecuada, ni demasiado grande, con lo cual se generaría un excedente de energía, ni demasiado pequeña, que no llegue a suministrar la cantidad necesaria diaria.
Y aunque la gran ventaja de la suscripción frente a la compra es el ahorro del elevado desembolso inicial en la instalación fotovoltaica -de 3.000 euros en adelante-, al pagar una cuota mensual fija, el ahorro total a largo plazo es menor que al adquirir la instalación, cuyo coste de amortización se sitúa en torno a los 10 años. Si bien es cierto que la suscripción evita una alta inversión en el corto plazo, a la postre, éste primer ahorro se compensa pagando más por el consumo energético.