Estamos en invierno, y lo normal en invierno es que haga frío y que, además, en ciertas partes de España, nieve. El lío que se ha montado porque entre el sábado y el domingo miles de personas se quedaron atrapadas en medio de una intensa nevada, es bastante considerable. Pero lo más considerable de todo es que el Gobierno esté dedicado a tirar balones fuera en lugar de asumir la responsabilidad y tomar algunas decisiones como consecuencia de lo que ha pasado.
Hace tan solo unos días, la primera semana de las vacaciones de Navidad, el Gobierno alertó a todo el país por tierra, mar y aire de la llegada de una tormenta llamada Bruno que luego, al final, se quedó como casi siempre a mitad de camino entre la realidad y la ficción. Entonces sí, pero este fin de semana, no. La primera lección que debe aprender el Gobierno es la de interpretar correctamente las alertas de los servicios meteorológicos.
La segunda que, como dice el refrán, cuando las barbas de tu vecino… Ya saben. Todavía resuenan aquellas palabras de Mariano Rajoy a Magdalena Álvarez –ministra de Fomento con Zapatero- tras una nevada similar, también en la fiesta de Reyes, y con consecuencias parecidas: “La única que no se había enterado de que iba a nevar, era usted”. Pues el único que no se ha enterado de que iba a nevar, ha sido este Gobierno y su presidente a la cabeza.
La tercera, que la red de carreteras del Estado, sean o no vías en régimen de concesión, es de titularidad pública en su totalidad, luego es su titular el responsable de lo que pase en ellas. Porque, sino fuera así, ¿podríamos los conductores reclamar a las concesionarias las multas que nos pone el Estado? Luego, echarle la culpa a la concesionaria, independientemente de que alguna responsabilidad tenga, no parece la mejor respuesta.
Y la cuarta: es cierto que los conductores, los viajeros, tenemos también una parte de responsabilidad, porque debemos prever situaciones como esta y ser precavidos. Pero lo normal es que vías de ata calidad como son las autopistas no presenten problemas como este, y si se llega a ese extremo, el Gobierno debería actuar preventivamente y, sobre todo, en estas fechas promover campañas informativas de cara a los conductores, cosa que no se hace.