Todos los individuos somos diferentes, incluso las formas de pensar difieren entre sí. Esto hace que nos encontremos con personas que tienen habilidades y capacidades muy variadas. Sin embargo, cuando se trata de emprendedores estamos ante personas que, aunque diferentes entre sí, tienen algo en común: una mentalidad orientada hacia la innovación y la búsqueda de soluciones.
Los estudios psicológicos llevados a cabo en los últimos años por las universidades más prestigiosas han puesto de manifiesto que en realidad no hay un solo tipo de mentalidad, sino dos, la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento. Esto es lo que puede explicar que algunas personas tengan espíritu emprendedor y otras no lleguen a desarrollarlo nunca.
Mentalidad fija y mentalidad de crecimiento, ¿qué las diferencia?
La mentalidad fija es aquella que, como su propio nombre indica, permanece estática a lo largo del tiempo. Quienes tienen esta forma de pensar asumen que sus capacidades son innamovibles y no las pueden cambiar de forma significativa hagan lo que hagan.
Por ejemplo, una persona con mentalidad fija a la que se le dan mal las matemáticas pensará que no puede hacer nada para cambiar esto, que practicar las matemáticas o intentar entenderlas de otra manera no le llevará a ningún sitio porque es una capacidad que no va a desarrollar.
Por otro lado tenemos la mentalidad de crecimiento, que es justo todo lo contrario. Quienes tienen este tipo de mentalidad son personas creativas que creen que siempre hay margen para la mejora, están dispuestas a innovar y no tienen problema a la hora de abrirse a nuevas experiencias.
Retomando el ejemplo de antes, una persona que tiene pocas capacidades matemáticas pero posee una mente de crecimiento buscará diferentes alternativas para mejorar dichas capacidades. Quizá nunca llegue a ser uno de los mejores matemáticos, pero habrá conseguido un avance importante desde su punto de partida.
El emprendimiento requiere de tener espíritu innovador
El tipo de mentalidad imperante en una sociedad influye mucho en el desarrollo de la misma. Durante la Edad Media la mentalidad fija era la más frecuente. Las personas pensaban que las cosas eran como eran y que ellas no podían hacer nada para cambiarlas. En consecuencia, el sistema feudal se extendió durante siglos.
Sin embargo, en el último siglo la mentalidad de crecimiento ha sido la dominante. Esto ha llevado a un gran desarrollo político, económico, social y tecnológico. A principios del siglo XX el ser humano estaba aprendiendo a volar con rudimentarios aviones y cien años después estamos planteándonos cómo enviar seres humanos a explorar Marte.
Todos los que de una forma u otra han contribuido a esta rápida evolución han sido emprendedores. Por eso, no hay duda a la hora de afirmar que cuando se trata de emprender es imprescindible contar con una mentalidad de crecimiento.
El emprendedor se enfrenta a un escenario que no es nada fácil para él, y debe ser capaz de buscar soluciones para poder seguir adelante. Una persona con una mentalidad fija acaba rindiéndose ante la adversidad y dejándose llevar por las circunstancias. Por el contrario, alguien que tiene una mentalidad de crecimiento busca diferentes alternativas para conseguir su objetivo.
Esto no quiere decir que un emprendedor con una mente orientada al crecimiento siempre vaya a tener éxito, pero estará más cerca de él que alguien con una mentalidad fija.
¿Cómo desarrollar una mentalidad de crecimiento?
La forma que tenemos de pensar y de ver el mundo depende mucho del entorno en el que nos hayamos desarrollado como individuos. Pero esto no quiere decir que aquellos que tienen una mentalidad fija no puedan cambiar.
Pensemos por ejemplo en las personas de más edad. Aunque fueron criadas en una sociedad diferente y son mucho más reticentes al cambio, muchas de ellas han dado el salto y se han atrevido incluso con las nuevas tecnologías, demostrando con ello una orientación hacia el crecimiento.
Está claro que todos podemos orientar nuestra mentalidad hacia el crecimiento, pero es importante saber cómo hacerlo y cómo sacarle partido cuando se trata de emprender.
En estos casos lo más recomendable es empezar por encontrar algo que nos apasione. Si tienes una vocación siempre te resultará más fácil afrontar el desarrollo de nuevas habilidades y capacidades para poder mejorar en eso que te gusta.
Por otro lado, debes ser capaz de afrontar los momentos difíciles, que van a llegar seguro si eres emprendedor. Ante una situación complicada no hay peor opción que quedarse estancado sin hacer nada. Lo mejor es asumir la misma como un reto, empezar a buscar soluciones y seguir buscando alternativas incluso aunque las cosas vayan mal.
Para poder hacer esto que acabamos de señalar debemos tener siempre muy claros nuestros objetivos y mantenernos optimistas a la vez que realistas. Así podremos saber hasta dónde podemos llegar realmente y qué alternativas tenemos para alcanzar nuestras metas.
Incluso para personas que tienen una mente orientada al crecimiento de forma natural resulta complicado afrontar diferentes problemas a la vez, y suelen sufrir las consecuencias del estrés. Por eso, lo más recomendable en estos casos es afrontar los problemas de uno en uno, estableciendo un orden de prioridades y trabajando en ellos desde el más importante hasta el menos importante.
Además de todo lo anterior, es importante mantener una disciplina y dejar de lado la procrastinación que muchas veces va asociada a una mentalidad fija que tiene más problemas para afrontar los problemas.
Haciendo estos pequeños cambios en nuestra forma de pensar y actuar conseguimos que nuestra mentalidad se vaya orientando poco a poco hacia el crecimiento. Cuando queramos darnos cuenta seremos personas mucho más innovadoras y proactivas de lo que lo éramos en un principio, lo que es un punto a favor para nosotros como emprendedores. Y lo bueno es que tener una mente innovadora no solo nos ayudará en el ámbito profesional, también nos servirá de gran ayuda en nuestra vida personal.
Son las mentalidades creativas las que contribuyen a que la sociedad avance, por eso es tan importante que los emprendedores desarrollen esta forma de pensar y le saquen todo el partido posible.