Según detalla el doctor Ragaei, en esta primera visita al oftalmólogo se trata de comprobar que todas las estructuras del ojo se están formando correctamente. Es decir, «que no existan anomalías como cataratas debido a problemas de la retina o del nervio óptico. También hay que confirmar que ambos ojos están correctamente alineados y que no tuerza alguno de ellos (dolencia conocida como estrabismo)» subraya. El jefe de Servicio de Oftalmología del hospital Quirónsalud Marbella resalta asimismo que en este primer examen es importante determinar la existencia de algún defecto refractivo que señale la necesidad de usar gafas.
Uno de los aspectos importantes que los padres deben tener en cuenta es la ausencia de anomalías evidentes y esa es la razón por la que a algunos progenitores les pasa desapercibido los defectos de visión que pueden estar desarrollando los pequeños. «Aunque no se note problema visual (hay deficiencias que no dan la cara), gracias a un diagnóstico precoz estamos a tiempo para corregir casos como el denominado ojo vago (ambliopía) o el estrabismo – puntualiza Ragaei quien, además, alerta – «Si antes de los siete u ocho años no se ha tratado, son casos complicados de recuperar».
Desde el Servicio de Oftalmología del hospital Quirónsalud Marbella recalcan la importancia de que el entorno familiar esté pendiente a determinados signos que pueden alertar de la existencia de algún problema visual:
– Torcer alguno de los ojos a partir de los 4 meses.
– Lagrimeo con legañas de forma frecuente.
– Frotarse los ojos constantemente.
– Molestias frente a mucha claridad.
– Torcer anormalmente la cabeza cuando quiera mirar algo.
– Acercarse mucho a las cosas (juguetes, televisión, libro…)
En caso de darse alguno de estos indicativos, se recomienda llevar al menor lo antes posible al médico oftalmólogo especializado para que pueda evaluar y formular un diagnóstico.