De todos los proyectos candidatos a adueñarse del espacio que antes ocupaba el carbón en las comarcas mineras asturianas, Hunosa se decanta por transformar las minas en almacenes estratégicos de material sanitario y medicamentos. La pandemia ha planteado necesidades a los Gobiernos que antes ni siquiera se pasaban por las cabezas de los responsables de la transición energética. Tras valorar diferentes opciones Hunosa se moja, da un paso al frente y, tras elaborar un estudio de viabilidad, formaliza su solicitud al Ejecutivo.
Ahora falta por conocer la respuesta del Ministerio para la Transición Ecológica, el departamento al que se ha trasladado la petición, y del que todavía no ha llegado noticia.
Entretanto, las comarcas mineras de Asturias continúan su tránsito hacia la descarbonización. Convertir los emplazamientos mineros en almacenes subterráneos o Data Center, en instalaciones para entrenamiento de rescates, en lugares visitables como museos o centros de interpretación o la valorización energética de sus escombreras son sólo algunas de las propuestas planteadas para la segunda vida de los entornos mineros.
Hunosa, en plena catarsis del carbón a la recuperación ambiental, ha decidido apostar por adaptar parte de sus espacios mineros para su uso como almacenes estratégicos de material sanitario y medicamentos.
La propuesta, promovida por el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA FITAG UGT) y muy bien acogida por parte de Hunosa, desde el principio, se centra en los “terrenos y edificios disponibles” de la empresa minera “que pueden utilizarse como base de una de esas reservas” y además “cuentan con estructuras subterráneas que pueden ser adaptadas como almacenes de alta seguridad“, alegaban desde la organización sindical en la presentación de la iniciativa.
A la propuesta pronto le salieron competidores, como es el caso de Teruel que también ha pujado por el aspecto sanitario y farmacéutico. Pero «el hecho de ser los primeros en plantearlo hace que hayamos recorrido un periplo importante de cara a posicionarnos como principales candidatos, puesto que ya se ha enviado, a los Ministerios correspondientes, el estudio para que el Pozo Santiago albergue Almacén Estratégico de Material Sanitario«, comenta José Luis Alperi, secretario general de SOMA.
«Por otra parte, Asturias cuenta con un sector químico muy solvente y reconocido internacionalmente y, si a eso añadimos todas las actividades de investigación y la colaboración público-privada vinculadas al sector biosanitario, tendremos el binomio completo«, comenta el representante.
HUNOSA, EMPRESA ENERGÉTICA Y MEDIOAMBIENTAL
El Gobierno ha confiado al Grupo Hunosa, otrora volcado en la extracción y explotación minera en Asturias, el Plan de Restauración Medioambiental y de los Convenios de Transición Justa por los que transitarán las comarcas mineras del carbón hasta la descarbonización de la zona. De esta forma, la empresa minera controlada por la SEPI cambiará su régimen jurídico para convertirse en medio propio de la administración y recibir encargos de trabajo de las Administraciones sin tener que pasar por el filtro del sistema de concursos públicos del Estado.
Para el SOMA la transformación de Hunosa a empresa energética y medioambiental «va dando pasos pero mucho más lentos de lo que nos gustaría». En este sentido hay algunas fechas marcadas en el calendario en ese proceso de avance: «nos tenemos que sentar en menos de un año para abordar la segunda fase del plan de empresa», añade Alperi.
En la misma línea de poner todo el engranaje en marcha cuanto antes, Alperi recuerda que «sólo los proyectos son los que atraerán los fondos», es decir, el dinero no llegará con antelación a las propuestas sin saber su destino. Además, «más allá de los proyectos independientes se trata de construir un relato de transición completo y Hunosa es una herramienta muy importante que puede contribuir mucho a eso y que no está disponible en muchos sitios», concluye el representante sindical.
El fin de la actividad minera ha generado impactos sociales que se unen a los efectos medioambientales de la minería, cuya restauración no podrá ser acometida por las empresas mineras por haber desaparecido o estar en vías de desaparición. Esta recuperación de la zona es un elemento crucial para la reactivación económica, especialmente ante el nuevo desafío socioeconómico que supone el covid-19.