Iberdrola pone fin al carbón con el cierre de la central térmica de Lada, en Langreo (Asturias), pero poco o nada se sabe de los planes de acompañamiento al que se comprometió la eléctrica -junto a Naturgy y Endesa– para diseñar un plan industrial capaz de proteger los intereses de los trabajadores y de la comarca.
De hecho, la térmica de Lada ya está cerrada y desacoplando transformadores, es decir, desarrollando “todos los pasos previos al desmantelamiento -preparativos y protocolos eléctricos-” que conducirán a su apagón definitivo, explica a MERCA2, José Luis Alperi, secretario general del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA FITAG UGT.)
Y llegada la fecha de la clausura, representantes de Iberdrola se trasladan a Oviedo para la puesta en escena de un ambicioso plan para la zona, con un discurso repleto de buenas intenciones pero sin medida concreta alguna, más en consonancia con un “lavado de cara o una operación de marketing” que con una presentación de un plan de futuro para la zona, comenta Alperi.
“Iberdrola contribuirá al desarrollo socio-económico en torno a la transición energética en Asturias con más inversiones en renovables, apoyo a la generación de empleo a través de la generación de oportunidades y contratos a la industria local y nuevos proyectos de innovación, así como la puesta en marcha una Plataforma de Innovación Ciudadana para canalizar iniciativas de emprendimiento y un proyecto de valorización de residuos”, citaba de forma textual la información facilitada por la compañía.
El de Iberdrola es un ejemplo más de las maniobras de distracción que emplean las principales eléctricas que, sin un plan industrial concreto para el futuro de las centrales térmicas que cierran, hablan de proyectos renovables en otras zonas de las regiones afectadas y de contratación de proveedores locales, cuando ni una estrategia ni la otra dan respuesta al problema que plantea en proceso de descarbonización en las áreas concretas perjudicadas de forma directa por el final del carbón.
Sin apartar el foco del caso de Lada, a finales de julio la energética adelantaba la adjudicación de contratos a seis empresas asturianas (Windar, Tensa, Isotrón -Grupo Isastur-, Gonvarri Solar Steel, Asturmadi Reneergy y Asturfeito) para nuevos proyectos renovables y el despliegue de redes eléctricas inteligentes. Asimismo Iberdrola destacaba que, en los últimos 18 meses, los contratos adjudicados a empresas locales se han acelerado, hasta elevarse a 300 millones de euros. Y en el mismo contexto, recordaba el desarrollo de cuatro parques eólicos en Asturias: Cordel-Vidural (37 MW), Capiechamartín (34 MW), Verdigueiro (36 MW), y Villayón y Panondres (21 MW).
Este conjunto de anuncios configura un plan de actuación sustentado en la idea de solucionar el problema de un emplazamiento energético buscando alternativas en otras localizaciones de la misma región. “Los contratos con proveedores asturianos no vienen a sustituir la actividad en Lada”, además se trata de una práctica “acotada en el tiempo y efímera” puesto que la contratación de proveedores oscila en función del factor calidad-precio, no garantiza una estabilidad, y “no puede equipararse, en absoluto, a un plan industrial para la zona”, afirma Alperi, y añade “no es suficiente”.
El representante sindical insiste además en que algunas de las iniciativas que plantea Iberdrola están enfocadas “a dar empleo para desmantelar un centro que lleva 70 años dando trabajo”, y reprocha el cortoplacismo en el planteamiento, “cuando acabe el desmantelamiento en dos o tres años en Lada, ¿qué va a quedar aquí?”, se pregunta. Pues 500.000 m2 sin uso industrial, también una subestación eléctrica y una escombrera de cenizas que tampoco se va a desmantelar con las consecuencias medioambientales que conlleva.
SOMA UGT exige que se cuente con los trabajadores y empresas auxiliares “de puente” y “hasta que se genere empleo en esa zona” para, de esa forma, “forzar el compromiso con Lada”. El proceso de desmantelamiento se encuentra en fase de recepción de ofertas. Desde el sindicato afirman que se debería contar con los trabajadores “en labores de apoyo”. A fecha de solicitud de cierre en noviembre de 2017, la térmica de Lada contaba con 95 trabajadores (personal propio) y 55 de empresas auxiliares.
La comisión de seguimiento del acuerdo de transición justa para el cierre de las centrales térmicas, suscrito por Endesa, Iberdrola y Naturgy junto a los sindicatos CCOO Industria y UGT FICA y el Gobierno, se reunió a principios del mes de julio. El encuentro serviría para ratificar los incumplimientos, porque “no hay planes de acompañamiento” asegura Alperi, al menos no en todos los casos.
PLANES DE ACOMPAÑAMIENTO AMBICIOSOS
Los planes de acompañamiento, según Alperi, tienen que ser “ambiciosos» y «el respaldo de los fondos de Transición pueden ayudar a que se pongan en marcha”. En este sentido, el líder sindical incide en que en el período 2018-2022, Iberdrola tiene previsto invertir más de 34.000 millones de euros, 8.000 de ellos en España.
“En Lada cabría perfectamente un proyecto industrial verde, porque hay terrenos, personal cualificado, acompañamiento de las instituciones y fondos de transición que se podrían aportar”, y un plan industrial de futuro, no se pude sustituir por soluciones dispersas a modo de parches, es decir, “no sirve que Iberdrola haga ciertos contratos con proveedores asturianos”. Eso está muy bien, pero no es un remedio de alcance para la zona.
En declaraciones a La Nueva España, la alcaldesa de Langreo, Carmen Arbesú, se expresaba en el mismo sentido. También la primera edil ha reclamado recientemente que el plan alternativo al cierre que tenga Iberdrola revierta en el propio concejo.
“El compromiso de la empresa tiene que ser con el propio territorio, no vale que sea un compromiso con Asturias”, afirmaba Arbesú, “no puede ser que haya inversiones en otras provincias y que en Langreo, después de habernos exprimido como un limón y haber dejado todo lo malo que lleva aparejada su actividad, cojan y se vayan sin dejarnos nada a cambio”, aspostillaba la dirigente local.
Iberdrola ha recibido la autorización del Ministerio para la Transición Ecológica para el cierre de su central térmica de Lada (Asturias), poniendo así fin a la última de sus plantas de carbón en el mundo. El pasado mes de junio el gabinete dirigido por Teresa Ribera ya había autorizado a la energética presidida por Ignacio Sánchez Galán el cierre de Velilla (Palencia), la otra central térmica que poseía el grupo.
Se pone fin al proceso iniciado en noviembre de 2017 por la compañía, cuando decidió solicitar la autorización para el cierre de estas dos plantas.