Son muchos y variados los conocimientos que debe tener una persona que desea emprender. Evidentemente, hay materias es las que no se puede profundizar demasiado, ya sea por falta de tiempo o por falta de conocimientos de base, pero la formación es fundamental para el emprendedor. De hecho, cada vez más estudios demuestran que un emprendedor con una buena formación tiene más posibilidades de alcanzar el éxito.
Pero no estamos hablando únicamente de formación reglada. El profesional debe saber mucho de su ámbito de actividad, para lo que se habrá formado a través de diferentes tipos de cursos. La formación para emprender debe ir un paso más allá y abarcar disciplinas imprescindibles como el marketing o la contabilidad.
De todos los conocimientos no relacionados con su área de actividad que debe tener un emprendedor, quizá los relacionados con las finanzas son los más importantes. Y es que un profesional que no es capaz de gestionar bien sus recursos difícilmente va a llegar lejos.
El sobreendeudamiento al emprender es muy común
Uno de los errores al emprender que se comenten más habitualmente es no aprovechar bien los recursos propios y confiar demasiado en la financiación externa. Esto acaba produciendo que una gran parte de los profesionales que han puesto un negocio en marcha tengan más deudas pendientes de las que serían aconsejables durante los primeros años de su actividad profesional.
Un buen ejemplo de esto lo hemos visto a raíz del coronavirus. Los datos del Banco de España atestiguan que entre los meses de marzo y abril de este año se han concedido casi el doble de créditos a emprendedores y autónomos que durante el mismo período del año anterior.
Esto nos demuestra que una gran parte de los profesionales han sufrido importantes problemas de liquidez y no tenían ni siquiera un fondo de emergencias que permita a su negocio sobrevivir durante unos meses sin tener que recurrir a ayudas externas.
¿Por qué ocurre esto?
Además de los bancos existen otras alternativas de financiación para negocios. Están los business angels, los préstamos privados, los créditos rápidos, e incluso ayudas públicas como los préstamos ICO. Esto implica que, en realidad, al emprender no es tan complicado encontrar la financiación necesaria.
Con una financiación que es muy asequible siempre existe la tentación de endeudarse más de lo debido.
Por ejemplo, si un emprendedor ha determinado en su plan de negocio que la puesta en marcha de su actividad le va a costar 40.000 euros, pero luego puede acceder a financiación con intereses moderados a cantidades de hasta 60.000 euros, lo más probable es que obvie sus previsiones económicas y pida más dinero pensando que es una buena oportunidad para buscar un local mejor para su actividad, contratar más empleados o invertir en stock.
Efectivamente, si las cosas van bien no habrá problema para devolver ese dinero. Pero nadie asegura que al emprender el resultado vaya a ser positivo. Podría ocurrir que el negocio no saliera bien, y en ese caso el emprendedor tendrá que hacer frente a una deuda que quizá no pueda devolver.
Esto es aplicable al momento de poner en marcha un negocio, pero también es aplicable al crecimiento de negocios que ya están establecidos. Pocas veces se tiene en cuenta que se está cayendo en un sobreendeudamiento que puede llegar a ser peligroso.
¿Se puede evitar el sobreendeudamiento al emprender?
Lo cierto es que sí. La mayoría de los expertos coinciden a la hora de señalar que la mejor forma de evitar este problema (que también se da con frecuencia en las economías domésticas) es que el emprendedor tenga unos conocimientos básicos sobre finanzas y contabilidad.
Se trata de que la persona que está al frente de un negocio sea consciente de que obtener dinero de terceros nunca es gratis y que cuanto más dinero pida más crecerá su pasivo, porque tendrá que devolver el importe del préstamo más los correspondientes intereses.
A ello hay que sumarle que los intereses de demora pueden hacer que una pequeña deuda acabe siendo de una cuantía importante.
El objetivo es que los emprendedores sean conscientes del valor que tiene su dinero y aprendan a gestionarlo bien, así como de los riesgos asociados a un endeudamiento excesivo y las posibles salidas que existen a una situación económicamente complicada, como el concurso de acreedores o el proceso de segunda oportunidad.
Lo primero es aprender a gestionar los ingresos y gastos de una forma eficiente, separando siempre la economía personal de la economía del negocio. Además, es imprescindible que las proyecciones de costes y ganancias sean lo más realistas posibles para ajustar el presupuesto.
Otro factor importante es ser capaz de determinar cuáles son las inversiones primordiales para el negocio y cuales pueden esperar a un momento posterior. Luego toca definir la capacidad efectiva de pago para saber cuál es el límite máximo de endeudamiento que nunca debería superarse.
Para ello hay que conocer términos básicos como apalancamiento, amortización, intereses de demora, solvencia, punto de equilibrio o retorno de la inversión.
Aunque puede parecer algo bastante complejo, lo cierto es que cualquier persona con una cultura media puede aprender rápidamente conceptos esenciales de finanzas. Esto implica que a la hora de emprender habrá que dedicar un poco de tiempo a formarse en estas materias, ya sea a través de cursos especializados, podcast, audiolibros, blogs o revistas especializadas.
Además, hay que tener en cuenta que es una materia sobre la que nunca se deja de aprender. Si el emprendedor desarrolla el hábito de leer y formarse sobre finanzas debería mantenerlo en el tiempo, ya que lo que vaya aprendiendo puede serle de mucha utilidad tanto a nivel profesional como a nivel personal.
Un emprendedor que maneja los conceptos básicos de finanzas está mucho más preparado para afrontar el reto que tiene por delante y tiene más posibilidades de que su negocio salga adelante con éxito y, en caso de que no lo consiga, quedará en una mejor posición económica que alguien que no sabe de finanzas y ha caído en sobreendeudamiento.