domingo, 22 diciembre 2024

La triquiñuela de Movistar, Vodafone y Orange: consultar la cobertura no sale gratis

La relación entre empresas y consumidores no siempre es sencilla. Unos quieren hacer todo lo posible para llegar a futuros clientes; otros quieren solo lo que interesa. Eso no siempre casa. Y el perfecto resumen lo escenifican los principales operadores de telefonía como Movistar, Vodafone y Orange, y su extraña relación publicitaria con los usuarios.

En concreto, hablamos del temido spam telefónico. Aunque ahora también se da por correo electrónico y, por si fuera poco, de vez en cuando también cae algún SMS. Para algo es suya la red. Y es que no hay nada más molesto que una llamada a la hora de la siesta en verano para que alguien nos cuente lo maravillosa que es su oferta y todo lo que se puede ahorrar.

Ahora bien, la duda de muchos consumidores surge sobre cómo se han podido hacer con su teléfono móvil, o por qué le llaman si no ha dicho expresamente que lo pueden hacer. Pues resulta que a lo mejor lo ha hecho sin darse cuenta; y, lo que tiene mayor guasa, Movistar, Vodafone y Orange están totalmente respaldados por el actual marco regulatorio.

Pero pongamos un ejemplo concreto sobre esta situación que, sobre todo, se da cuando alguien se interesa por la cobertura de fibra. Si una persona se va a vivir a Burgos y se interesa por saber si a su nueva casa llega esta conexión, el primer paso es mirarlo en la web de los operadores que le generen mayor simpatía. Y aquí es donde llega la triquiñuela.

Movistar, Vodafone y Orange no dan nada gratis

El usuario, confiado, busca las distintas ofertas de fibra. Si alguna le convence, tiene que asegurarse de que ese tipo de tecnología está desplegada en su nueva casa de Burgos. De inmediato surge una ventana con el siguiente mensaje “Consultar cobertura”. Y ahí está el truco.

El posible cliente debe rellenar una serie de datos para saber si en su futura vivienda hay fibra. Nombre, correo, teléfono… Y al final, una casilla para aceptar las condiciones de privacidad. ¿Pero quién se lee la letra pequeña? A fin de cuentas, solo quieres saber si hay fibra en una zona, nada más… Pero al aceptar dichas condiciones se genera la relación comercial y publicitaria.

XXX informa de que los datos que aquí facilita serán incorporados a ficheros titularidad de XXX con la finalidad de realizar las gestiones relativas a su consulta de cobertura, así como para el envío de comunicaciones informativas, de factura y comerciales de productos y servicios, incluidos por medios electrónicos (…). En todo caso usted podrá revocar su consentimiento y ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición (…)

(…) los datos que facilites en el presente formulario serán incorporados a un ficheros responsabilidad de XXX (…), y serán tratados con el fin de poder facilitarte la información solicitada y con la finalidad de poder contactar contigo para llevar a cabo acciones comerciales sobre productos (…). Asimismo, le informamos de que puede ejercitar los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición (…)

Te informamos que los datos de carácter personal que nos has facilitado, serán incorporados a un fichero titularidad de XXX (…), y que los mismos serán utilizados para la comprobación de cobertura en tu lugar de residencia, así como para el envío de comunicaciones comerciales por medios electrónicos sobre los productos (…). En cualquier momento podrás ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición (…)”.

Los tres mensajes son iguales. Te ofrecen la posibilidad de ejercer una cancelación en esa nueva relación comercial obligatoria, pero se garantizan que si el usuario quiere saber sobre la cobertura de fibra deberá ofrecer sus datos para el posterior spam. Simple y efectivo (para los operadores).

¿Pueden hacer esto?

En cuanto a la posibilidad de utilizar esta letra pequeña para obtener los datos personales de la gente y así poder iniciar una relación comercial, que simplemente se trata del bombardeo de publicidad a través de diversos canales, la respuesta es sencilla: pueden.

La Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico establece una serie de normas que se deben llevar a cabo, y Movistar, Vodafone y Orange lo cumplen. Además, saben medir muy bien la explicación que ofrecen al usuario y la competencia regulatoria ante posibles denuncias.

En el apartado de “Preguntas frecuentes” que ofrece el Ministerio de Agenda Digital, deja claro que “la Ley permite la realización de comunicaciones comerciales mediante el uso de Internet u otros medios electrónicos, siempre que puedan identificarse como tales y a la persona o empresa en nombre del cual se realizan o anunciante”. Para ello, los mensajes que llegan al correo, o cuando se realizan llamadas, lo primero que hacen es identificar la acción con un fin comercial. Por lo tanto, tienen la ley a favor.

Y en cuanto a la autorización, está claro, se marca la casilla y, por lo tanto, se da consentimiento. “Se permite el envío de mensajes publicitarios o comerciales por correo electrónico a aquellos usuarios que previamente lo hubieran solicitado o autorizado de forma expresa”.

Aunque el punto crítico, y donde la línea se hace más fina, es que la Ley viene a decir que para que exista esa relación comercial tiene que haberla de verdad, para que a su vez se pueda contactar con el posible cliente. “En el marco de un procedimiento de contratación o suscripción a algún servicio que tenga lugar vía web y en el que el destinatario deba facilitar su dirección de correo electrónico (…)”.

¿Pedir la cobertura es lo mismo que querer contratar? No, ni mucho menos. Se puede solicitar la cobertura solo por curiosidad, por una apuesta con el cuñado, o para lo que se quiera. Pero Movistar, Vodafone y Orange entienden que si la has pedido es porque tienes, potencialmente, la intención de contratar algún servicio con la compañía.

Así pues, si quieres conocer la cobertura debes saber que no es gratis. No te costará dinero, pero sí tener la bandeja de correo saturada, o el móvil sin parar de sonar.


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