Una extrapolación de las observaciones a baja latitud del Sol efectuadas por la misión Proba-2 de la ESA ha servido para reconstruir una vista del polo norte de nuestra estrella. Aunque los polos no se pueden ver directamente, cuando la nave observa la atmósfera solar, recoge datos de todo lo que aparece en su línea de visión, incluida la atmósfera que se extiende a lo largo del disco solar (el brillo aparente alrededor del disco principal del Sol, que también se extiende por los polos).