En 2008 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumbó las concesiones de la TDT madrileña porque la Mesa de Contratación del Gobierno regional no ponderó los criterios exigidos conforme al pliego de bases del reparto. Al año siguiente el Gobierno de la Comunidad de Madrid volvió a ejecutar el reparto conforme a Ley. Eso sí, lo hizo clonado al milímetro unos polémicas calificaciones que por ejemplo otorgaban la mayor nota en el campo de «pluralidad informativa» a un grupo con un sesgo político tan marcado como Libertad Digital.
Este holding fundado por el locutor Federico Jiménez Losantos fue uno de los agraciados por el concurso junto a la compañía Televisión Digital de Madrid (Enrique Cerezo), Intereconomía, Radio Blanca (Blas Herrero), Canal 7 (José Frade), Uniprex (Atresmedia), la Iglesia católica y Unidad Editorial, todos ellos de tendencia conservadora. Fuera del reparto se quedaron Localia TV, con el consiguiente enfado de Prisa expresado a través del diario El País, la alianza entre Telecinco y el Grupo Zeta y cadenas de proximidad como Canal 33 o Tele-K, que finalmente pudieron seguir emitiendo gracias a una Ley aprobada en el Senado a finales de 2007.
Doce años y cero minutos
Doce años después del controvertido reparto del Gobierno de Esperanza Aguirre la situación televisiva es desoladora. Porque la mayor parte de canales, que debieran dedicarse a la información de proximidad, están plagados de alegatos religiosos, echadoras de cartas y teletiendas. En la actualidad tan solo el empresario Enrique Cerezo explota sus señales regionales a través de 8 Madrid, canal que emite su infinito catálogo cinematográfico pero en cambio no emite un solo espacio dedicado a la tierra que le da nombre a su televisión. Similar táctica utiliza Intereconomía TV, que tras ser desalojada de la televisión nacional por los impagos de Ariza intenta sobrevivir con un escuálido proyecto de televisión nacional que emite por señales que debieran dedicarse a la programación local o autonómica.
Peores aun fueron las prácticas de Libertad Digital, que hizo negocio tras la venta de sus señales a la cadena evangélica TBN-Enlace en 2013. Aquel año cesó sus emisiones Libertad Digital TV, que ahora ha regresado a la TDT madrileña gracias a las señales que le ha vendido Atresmedia al Club Internacional del Libro.
El mercadeo de señales
El mercadeo de señales fue un bote salvavidas para Libertad Digital, que reconoció en la memoria de sus cuentas en 2014 que la operación de venta «supondrá no sólo la continuidad del grupo, sino su consolidación». Las medidas que se tomaron con los beneficios de este negocio parece ser que supusieron el inicio del fin de la relación de Losantos con su compañero y socio César Vidal, que reconocería que su salida «se produce por una diferencia de visión sobre la gestión de la empresa. Desde hace un par de temporadas no veía que se estuviese gestionando la empresa como creía más adecuado. Estaba esperando a que se produjeran una serie de cambios, pero como he visto que éstos no se han producido pues he considerado prudente irme».
La cadena de Losantos es acompañada en la TDT regional madrileña por Hispanoamérica TV, BOM, BuenacompraTV, Galería TV, EHS TV o Hit TV, que tampoco muestran interés alguno por los 179 municipios madrileños. Es evidente que la creciente destrucción de las cadenas regionales está relacionado con la imposibilidad de rentabilizar las licencias por la defectuosa o inexistente medición de audiencia de los operadores locales, hecho que imposibilita que los pequeños editores sobrevivan en un mercado publicitario polarizado. Pero es evidente que el Gobierno regional debiera tomar cartas en el asunto y no renovar el contrato de la explotación de unos operadores entregados a la picardía, el adoctrinamiento, la telebasura o los chats pornográficos que prometen sexo sin compromiso.