Han transcurrido varias semanas, pero OT 2020 sigue en boca de todos. Especialmente de los fans, ansiosos por vislumbrar los nuevos trabajos de sus ídolos. Algunos pelean por encontrar una discográfica y los que disponen de ella miran a sus nuevos proyectos a ritmos diferentes. Muchos quieren darse prisa para aprovechar el tirón del programa, que se ha comprobado con las últimas ediciones que es pasajero (a excepción de ciertos concursantes). A otros no les importa tomárselo con calma. Lo que ha quedado claro a lo largo de las dos décadas de este talent musical es que existe una maldición, la del ganador.