El grupo petrolero anglo holandés Royal Dutch Shell contabilizará en el segundo trimestre un impacto negativo de entre 15.000 y 22.000 millones de dólares (13.381 y 19.625 millones de euros) por ajustes en el valor de los activos de la compañía, tras revisar a la baja sus expectativas acerca de los precios a largo plazo de las materias primas y de sus márgenes.
«Shell continúa adaptándose para garantizar que el negocio siga siendo resistente«, ha señalado la multinacional, que ha revisado su precio a medio y largo plazo y la perspectiva del margen de refinación para reflejar «los efectos esperados de la pandemia de Covid-19, así como los fundamentos de la demanda y la oferta en el mercado de la energía».
De este modo, la petrolera ha reducido a 50 dólares por barril el precio del Brent para 2022, frente a los 60 dólares anteriores, mientras que mantiene a partir de 2023 su pronóstico de 60 dólares por barril.
El negocio gasista de Shell será el más afectado por los ajustes, con un impacto adverso estimado de entre 8.000 y 9.000 millones de dólares (7.137 y 8.029 millones de euros), principalmente en Australia, mientras que el negocio de exploración y producción (‘upstream’) asumirá un impacto de entre 4.000 y 6.000 millones de dólares (3.568 y 5.352 millones de euros). En su caso, el negocio de productos del petróleo registrará un impacto negativo de entre 3.000 y 7.000 millones de dólares (2.676 y 6.244 millones de euros).
A mediados de junio, la petrolera británica BP anunció que asumirá un impacto adverso de entre 13.000 y 17.500 millones de dólares (11.592 y 15.604 millones de euros) en el segundo trimestre por la amortización del valor de sus activos como consecuencia de la revisión por parte de la compañía de las estimaciones del precio de la energía a largo plazo en el marco de sus planes para convertirse en una compañía de «cero emisiones» para 2050 como muy tarde y ante el impacto de la pandemia de Covid-19.