Lianting Tu, Enda Curran y Emma Dai para Bloomberg
La campaña de desapalancamiento de China finalmente está empezando a afectar el mercado de bonos corporativos de ese país. El cambio hará que el 2018 sea una prueba más clara del apetito de los políticos por permitir que fracasen las compañías que luchan por mantenerse en pie.
Los rendimientos de los bonos corporativos locales mejor calificados a cinco años han subido 26 puntos básicos desde que comenzó el mes, lo que corresponde a un máximo de 5,2% en tres años, según datos compilados por la cámara de compensación ChinaBond. Los bonos del gobierno, que tienen mucha más liquidez, ya habían tenido movimiento el mes pasado, dado a que el banco central advirtió que un mayor desapalancamiento era necesario.
Con más de un billón de dólares en bonos locales que vencen entre 2018 y 2019, será cada vez más costoso para las compañías chinas renovar el financiamiento, y aún más difícil para aquellos en industrias como el carbón, que el Gobierno quiere reducir.
Dos compañías con sede en Mongolia Interior, una provincia del norte de China que sufrió una racha de deudas, se saltaron los pagos de bonos el martes, en una demostración del tipo de situaciones que pueden surgir.
A largo plazo, todo puede ser bueno para China. Permitir más incumplimientos podría hacer que su mercado de bonos se parezca más a sus contrapartes en el extranjero, con una mayor diferenciación en el precio. Esto podría significar que canaliza los fondos de manera más productiva.
“La campaña de desapalancamiento y las nuevas reglas sobre la industria de gestión de activos diferenciarán aún más los créditos buenos de los malos, y harán que el mercado crediticio sea más eficiente”, indicó Raymond Gui, gerente de la cartera en Income Partners Asset Management. “A las empresas más débiles les resultará más difícil renovar sus deudas porque los costos de financiación se mantendrán altos”.
Gui predice que los rendimientos seguirán subiendo. El promedio de los bonos corporativos mejor calificados ya está 2,2% por encima de lo que los inversores exigieron para mantenerlos, en octubre del año pasado.
El aumento se produce cuando las autoridades muestran una mayor determinación para cambiar la economía a una base más sostenible, con menos deuda. El último movimiento fue un plan para disciplinar a la industria de gestión de activos, incluida la prohibición de las tasas de rendimiento garantizadas.
“A las empresas más débiles les resultará más difícil renovar sus deudas»
El gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, describió gráficamente el riesgo de exceso de apalancamiento, al evocar un “momento Minsky” o un colapso repentino de los valores de los activos.
La clave de ese esfuerzo será reducir algunas de las garantías crediticias implícitas que han respaldado a una amplia franja de prestatarios chinos. El país solo comenzó a permitir incumplimientos corporativos en el 2014.
Peligro de la deuda
El próximo año, vencerán alrededor de 593.000 millones de dólares (501.885 millones de euros) en bonos corporativos. Además, con las amplias expectativas de una desaceleración del crecimiento económico, que está más cercana al 6% que al 7% de este año, los desafíos serán cada vez más profundos.
Se destinará menos dinero al mercado de los bonos corporativos como resultado de las nuevas reglas de administración de activos, comentó Hong Hao, jefe estratega de Bocom International Holding, en Hong Kong. Esto se debe a que son más volátiles. La emisión ya se ha estado desacelerando, con ventas que cayeron 31% hasta el equivalente de 917.000 millones de dólares (776.102 millones de euros) en lo que va del año, en comparación con el mismo período del 2016.
“Esperamos que la divergencia de desempeño entre las diferentes categorías de bonos (del gobierno chino, de bancos de políticas y créditos) se torne más prominente en el 2018”, escribieron en una nota este miércoles Albert Leung y Prashant Pande, estrategas de tasas de Nomura Holdings.
“China representa casi la mitad de la inversión mundial
La mejor apuesta de los prestamistas será no apresurarse, sino seguir el ritmo del mercado, según Chen Peng, analista de renta fija de Fortune Securities, en Shenzhen. Una gran ventaja es que muchos han emitido a tasas relativamente bajas en los últimos años, aseguró.
Los responsables de las políticas también querrán asegurarse de que no haya un daño importante en el crecimiento de su campaña de despalancamiento. Equilibrarlo correctamente es uno de los mayores problemas que enfrenta la economía global en el 2018, comentó Andrew Tilton, economista jefe para Asia y el Pacífico de Goldman Sachs.
“China representa casi la mitad de la inversión mundial, por lo que gestionar una restricción en esa área y con esa desaceleración gradual de la inversión es realmente clave, no sólo para China, sino para todo el mundo”, aseguró Tilton esta semana en una entrevista en Bloomberg Television.