Emprender no es una tarea fácil, requiere invertir no solo dinero, también mucho tiempo y esfuerzo. Por eso se suele decir que no es algo que esté al alcance de cualquiera. Por otro lado, no debemos olvidar que no todos los emprendedores tienen las mismas razones para poner en marcha un negocio, hay quién lo hace por vocación y quien lo hace por necesidad.
A raíz de la crisis de 2008 aparecieron muchos emprendedores por necesidad. No en vano, se aprobó por entonces la tarifa plana como medida para incentivar que muchos desempleados se animarán a dar el paso y montarán su propio negocio, volviendo así al mercado laboral e incluso generando empleo.
Sin embargo, los expertos afirman que emprender por necesidad nunca es la solución. No debemos olvidar que montar un negocio implica invertir un capital, dinero que muchas veces no se tiene y que hay que pedir prestado al banco. Así que si al final el negocio sale mal, el emprendedor frustrado se verá envuelto en más problemas que cuando era sencillamente un desempleado.
Pero no se trata aquí de desanimar a nadie, hay muchos casos de emprendedores que se han lanzado a la aventura de montar su propio negocio estando en una situación complicada y han triunfado. Pero esto se debe a que junto a la necesidad por tener unos ingresos había una ilusión, pasión por hacer algo diferente.
¿Por qué no es buena idea emprender por necesidad?
Sencillamente porque para poner un negocio en marcha y que este tenga éxito debemos ser capaces de ofrecerle al mercado un producto o servicio que demande.
Cuando se tiene una iniciativa empresarial la vista debe estar puesta en cómo satisfacer las necesidades del mercado. Si en lugar de eso nuestro máximo objetivo es salir de nuestros problemas económicos y volver a tener una actividad, lo más probable es que tomemos decisiones equivocadas por no haberlas meditado lo suficiente.
Esto nos lo demuestra la estadística. Entre 2008 y 2012 en España se destruyó una gran cantidad de empleo y muchas personas no encontraron más salida para volver al mercado laboral que poner en marcha su propio negocio.
En 2013 un 5,2% de la población activa española estaba al frente de su propio negocio, y de todas las empresas que se crearon ese mismo año aproximadamente un 30% nacieron como vía para que su titular escapara del paro. Sin embargo, muy pocas de ellas seguían en marcha dos años después.
El verdadero problema que hay detrás de un negocio nacido de la necesidad es que asume mayores riesgos con poca o ninguna red de seguridad. No hay detrás un verdadero espíritu innovador y en muchos casos existen problemas para acceder a la financiación. El resultado es una empresa que ya nace a medio gas y que, por tanto, lo tiene muy complicado para triunfar en el mercado.
A ello hay que sumarle que un negocio tiene muchos gastos y el emprendedor necesita ganar dinero para cubrirlos. Si está en una situación de necesidad es posible que acabe “tirando” los precios, lo que puede llevarle a trabajar mucho para ganar muy poco, lo que a la vez que afecta a la competencia en su sector y empuja a otras empresas o profesionales a bajar los precios.
De la necesidad a la oportunidad
Para evitar estos problemas a los que hemos hecho mención debemos buscar la forma de encontrar la oportunidad en la necesidad. Por muy mal que esté tu situación seguro que puedes tomarte un poco de tiempo para pensar muy bien en qué negocio vas a entrar.
Aunque seas un emprendedor por necesidad, si tu proyecto está bien planeado y madurado tiene muchas posibilidades de éxito.
Ten en cuenta que tu propio estado es tan importante como tu idea de negocio. Si esta es buena pero tú estás desanimado por tus dificultades, al final vas a arrastrar tu negocio al fracaso. Por eso, no te plantees el emprendimiento por necesidad sino por oportunidad.
Si te has quedado sin empleo y no sabes muy bien cómo volver al mercado laboral, plantéate la posibilidad de tener tu propio negocio como algo positivo: serás tu propio jefe, te dedicarás a algo que realmente te gusta y además le ofrecerás al mercado algo que realmente necesita.
Olvídate de las prisas, y si tienes prisa que sea por la ilusión de ver tu proyecto convertido en realidad lo antes posible, no porque necesites urgentemente el dinero.
Debes ser capaz de ver todo lo bueno que tiene el ser titular de tu propio negocio, pero sin olvidar que emprender también tiene riesgos asociados como la inestabilidad inicial o la necesidad de formación.
Para emprender necesitamos muchas cosas a nivel material: capital, un plan de empresa, un buen estudio de mercado, formación de base, etc. Pero una de las cosas más importantes que necesita el emprendedor no es algo material ni se puede comprar en el mercado, se trata de la vocación.
Un verdadero emprendedor nace, no se hace. Es cierto que a veces el pasar por un momento difícil puede hacer que surja el espíritu emprendedor, pero si este surge de verdad es porque en realidad siempre ha estado ahí, solo que permanecía oculto.
Si tu única razón para poner en marcha un negocio es intentar ganar dinero, lo mejor es que no lo hagas. Te resultará mucho más sencillo trabajar en ti mismo para mejorar tu formación y tus capacidades y ofrecer un perfil que resulte más atractivo en el mercado laboral.
Antes de decidirte a poner en marcha tu propio negocio analízate primero a ti mismo. Conoce tus debilidades y tus fortalezas y sé sincero contigo mismo sobre si de verdad estás dispuesto a sacrificar una buena parte de tu tiempo para dedicárselo a un negocio que no sabes si será o no un éxito. Deja a un lado por un momento tu necesidad de ganar dinero y analiza bien estos factores. Si después sigues pensando que vas a emprender, adelante, porque eres una persona con vocación. Si por el contrario, notas que todo se te hace muy cuesta arriba, es que es emprender no es para ti.