A contrapié. Así ha pillado el sorpresivo relevo de Soledad Gallego-Díaz a la redacción de El País, encantada hasta la fecha porque el periódico líder en papel hubiese vuelto a su línea editorial clásica tras dejar atrás el ‘cebrianismo’.
El cambio ha venido acompañado de sorpresa mayúscula: Javier Moreno, «el niño de los ERE» según Maruja Torres, regresa. Dicen las malas lenguas que Javier Monzón se acordó del hasta ahora director de El País México cuando fue consciente de que los recortes que se van a tener que aplicar en PRISA no iban a ser asumidos de buena cara por Soledad Gallego-Díaz.
Sea como fuere, en PRISA se avecinan turbulencias en forma de una Asamblea de socios que evidenciará que el primer accionista del grupo fundado por Polanco, el fondo Amber Capital, no traga a Javier Monzón, que tiene el dudoso gusto que combinar la presidencia no ejecutiva de PRISA con su ‘puestazo’ en Operbank (Banco Santander).
LECTURA POLÍTICA DEL CAMBIO DE EL PAÍS
El País editorializó hace un mes contra el Gobierno por su fallido pacto con Euskal Herria Bildu para tumbar la ‘reforma laboral’ de 2012. El diario liderado por Soledad Gallego-Díaz aceptó el argumentario del establishment patrio bancario.
Es decir, el antiguo ‘diario independiente de la mañana’ amenazaba a Sánchez con retirarle el apoyo si no echaba del Gobierno a Unidas Podemos, que en el caso de la reforma laboral actuó con más profesionalidad que un torpe PSOE que estaba en manos de Adriana Lastra.
Pedro Sánchez e Iván Redondo han dejado claro que no van a dejar caer a los morados: hay pacto de sangre por cuatro años y no va a recibir órdenes de unos bancos más pendientes de la política que de explicarle a sus inversores la razón por la cual el precio de su acción ha caído un 80% en ocho años. «Y todavía dan lecciones a los políticos», dicen en el entorno de Pablo Iglesias.
EL PAÍS NO MOLESTARÁ A SÁNCHEZ
Javier Moreno cuenta con dos ventajas respecto a Gallego-Díaz: ha dejado claro que puede poner buena cara ante un ERE y su progresismo está fuera de toda duda, hecho que se evidenció cuando mantuvo El País en el ámbito del centro-izquierda tras el primer triunfo de Mariano Rajoy.
La relación PSOE-PRISA que tantos ríos de tinta ha hecho correr, ¿quién manda a quién, Polanco a González o González a Polanco?, vuelve por sus derroteros clásicos después de unos años en los que el tándem Antonio Caño-Juan Luis Cebrián conviritieron El País en ‘un azote pijo’ de Podemos y el independentismo.
EL PSOE ESTÁ MUY CÓMODO
En La Moncloa están felices con el actual mapa mediático a pesar de que Felipe VI está encontrando algunas trincheras desde las que escapar de la guerra más o menos explícita que ha abierto el Gobierno contra una insitución tan devaluada como la monarquía, que todavía pide mejor trato a La Moncloa a pesar de la bochornosa impunidad judicial que disfruta Juan Carlos I.
Iván Redondo, spin doctor de Sánchez, controla con mano férrea RTVE gracias a Enric Hernández, fichado hace unos meses para digitalizar la Corporación y encargado de renovar la parrilla de La 1 de cara a septiembre.
Xabier Fortes, de izquierdas pero escasamente acostumbrado a desayunar argumentario de Ferraz, se va al Canal 24 horas. Y personas más manejables ocuparán su lugar en La 1, convertida en un cortijo para el PSOE.
Los socialistas barajan la caída de Rosa María Mateo, en Podemos creen que Isabel Raventós es un globo sonda del PSOE, e Iván Redondo seleccionará a su sustituta tras haber tirado del pedestal de EFE a Fernando Garea, que aceptaba la doctrina monclovita con más problemas que su sustituta, Gabriela Cañas.
LAS CASUALIDADES NO EXISTEN
Entre diciembre de 2013 y marzo de 2014 los tres principales periódicos de España cambiaron de director: Javier Godó echó a José Antich para alejar a La Vanguardia del procés, El Mundo tumbó a Pedro J. Ramírez tras sufrir una campaña dirigida por la Zarzuela y ejecutada por el IBEX35, y El País ascendió a la dirección a un periodista ideológicamente cercano al PP, Antonio Caño.
Entre el 13 de diciembre de 2013 y el 26 de febrero de 2014 Mariano Rajoy veía que La Vanguardia iba a dejar de propagar independentismo, que El Mundo iba a dejar de investigar la corrupción del PP y que El País iba a dejar de incomodar al ‘sorayismo’.
Los tres movimientos mediáticos no fueron casuales y tampoco lo son el trío de cambios en El País, TVE y EFE, aliados del sector socialista del Gobierno. Y no decimos del Gobierno en su conjunto porque cuando vengan mal dadas, que vendrán, Podemos dejará de disfrutar el paraguas mediático que le han cedido por un tiempo.
ENEMIGOS DEL GOBIERNO
No se engañen: el sector mediático en España está intervenido por la clase política. El Gobierno puede dar y quitar señales de TDT, puede utilizar a la CNMC para multar a las teles por asuntos absolutamente ridículos y puede utilizar su ventajosa situación económica, el Ejecutivo es el principal anunciante del país, para levantar o destrozar la cuenta de resultados de un periódico, una radio o un digital.
El ‘sanchismo’ cuenta con algunos enemigos mediáticos en prensa y radio, ABC o COPE, pero Iván Redondo sabe que las teles no le van a dar ningún disgusto a pesar de los dardos de Ana Rosa Quintana y Vicente Vallés, que dan apariencia de pluralidad cuando está claro que ninguno de los veintitantos canales de la TDT, ni siquiera la Trece de los Obispos, va a incomodar al PSOE.