La palabra ‘campechano’ ha sido la que más ha definido a Juan Carlos I durante gran parte de su reinado. Prácticamente se ha apropiado del término, si buscamos ‘campechano’ en el diccionario, aparecerá la foto del rey emérito. Ha protagonizado momentos graciosos en los que se ha mostrado cercano al pueblo, sin la distancia y la seriedad que exigen el protocolo, y esto se ha ganado la simpatía de los españoles. La cuestión es que mientras, de puertas para afuera, bromeaba sobre su fractura de cadera, aceptaba las gafas de ‘Caiga quien caiga’ de las manos de Gran Wyoming o lloraba como una magdalena en las olimpiadas del 92, de puertas adentro se dedicaba a hacer tejemanejes corruptos. Y al final el pueblo se ha hartado. ¿Cómo se ha llegado a este punto? Estos son algunos de los hechos que han cabreado a los españoles.
1EL INICIO DE LAS SOSPECHAS
Las sospechas contra el rey emérito empezaron a tomar forma cuando salió a la luz la cifra de su gran fortuna. En primer lugar se supo que el monarca había recibido una herencia de su padre superior a los 2 millones de euros que nunca fueron declarados. En 2012 se difundía el dato de que el montante de su fortuna ascendía a los 1.800 millones de euros, y los españoles comenzaron a ver a ese personaje tan campechano con cierta suspicacia. Al fin y al cabo el sueldo oficial del rey era de 8 millones anuales, aunque tampoco se ha podido confirmar porque según la ley, el rey no tiene por qué revelar su patrimonio.