Cada vez que salta la alarma sanitaria sobre la peligrosidad de algún producto para el consumo humano las empresas se ven en la obligación de retirarlo rápidamente de sus lineales. Lidl es la última cadena que ha optado por esta opción por unos tacos de pota. Pero no es ni la primera ni la última vez. Azúcares en exceso, huevos en mal estado y hasta pepinos forman parte de la larga lista de productos no aptos para la salud que han manchado la imagen de la alemana.
La apuesta por productos españoles en Reino Unido le ha salido rana a Lidl. En octubre tuvo que retirar los productos de calamar enlatado de la marca española Sol & Mar, puesto que se ha comprobado que podrían ser dañinos para la salud. De momento, este producto solo se ha tenido que retirar en este país. En España no.
El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rasff) ha sido quien ha hecho llegar el aviso de la presencia de cristales de estruvita en trozos de pota enlatados de la marca Sol & Mar. “Si bien no existe un riesgo para la salud, la retirada ha sido emitida como medida de precaución, ya que las piezas de estruvita pueden estar afiladas y causar lesiones”, explican desde Lidl en Reino Unido.
Desde la OCU alertan de que se trata de “un defecto de fabricación que resulta molesto, pues altera la textura del producto, volviéndolo más terroso y haciendo que su calidad se resienta”. Es decir, el consumidor no se va a encontrar con partículas de cristal ni nada por el estilo.
Huevos y cristales
No es ni la primera ni la última vez que la cadena se ve obligada a apartar productos. En agosto, el centro de Europa se vio afectado por una alarma sanitaria. El uso de fipronil, un pesticida no autorizado, en algunas granjas holandesas obligó a cadenas como Lidl y Aldi a prohibir la distribución de huevos.
Y este verano, la cadena, también en Reino Unido, tuvo que retirar más productos. En este caso empanadas de pollo, setas, cebolla y carne picada. Estos se calificaron de peligrosos para la salud ya que podían contener pequeños trozos de cristales en su interior. Y en este caso, eran cristales de verdad. El proveedor les alertó de que se produjo una explosión de unas bombillas durante la elaboración de las empanadas. Por precaución era mejor retirarlas. Y así hizo Lidl.
Antes de esto, la Food Standards Agency (FSA) —la agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido— tuvo que dar la voz de alarma por otros productos. En este caso por varios productos que suponían un riesgo para los alérgicos.
Y ante la polémica por el aceite de palma, Lidl se posicionó este año. Se comprometió a eliminar el 100% del aceite de palma de su surtido Bio. También redujo 33% del azúcar presente en la mitad de su gama de bebidas azucaradas de sus marcas propias (Freeway y Solevita).
La crisis del pepino y de los plaguicidas
Y mucho más atrás en el tiempo, la famosa infección de E.coli que provocó una gran crisis alimenticia en España también llegó a Lidl. En este caso en nuestro país y bajo fuertes críticas, la cadena decidió retirar de su surtido los pepinos españoles.
Pero uno de los casos más escandalosos es el del plaguicida cuyo envase era muy parecido al de un yogurt. Facua alertó en 2008 de la confusión que provocaba este producto, que se llamaba Chupibichos. Este fue retirado tras llegar la alerta al Instituto Nacional del Consumo (INC).
Estos son solo algunos de los casos más recientes o más sonadas en los que se ha visto envuelta Lidl. La retirada de productos es la solución por la que abogan todas las cadenas de supermercados ante un riesgo claro para la salud.