KPMG ha planteado en el Congreso de los Diputados la necesidad de apostar por ayudas directas e incentivos a empresas y sectores productivos para no depender únicamente del crédito del sector financiero, una vía por la que considera que España ha optado por la capacidad fiscal a la que ha llegado a la crisis provocada por la pandemia del virus Covid-19.
Así lo ha manifestado su socio responsable del Sector Financiero y socio principal de KPMG Abogados, Francisco Uría Fernández, durante su comparecencia ante el grupo de trabajo de la Unión Europea de la Comisión en el Congreso para la reconstrucción social y económica.
Así, ha señalado que las empresas y los sectores requerirán de más apoyos, además de la liquidez que, a través de las garantías públicas del Instituto de Crédito Oficial (ICO), se está facilitando a las compañías, y ha citado ayudas directas o el incentivo de «determinados consumos», como el plan de ayuda en la automoción que prepara el Gobierno.
Asimismo, ha defendido alargar la flexibilización de medidas regulatorias en el sector financiero, ante la posibilidad de que las entidades deban ser más cautas a la hora de facilitar liquidez y un «marco propicio» que garantice seguridad jurídica, previsibilidad, condiciones de financiación «razonables», precios de la energía «adecuados» y «un mercado laboral eficiente».
Uría ha destacado que la crisis acabará teniendo un «fuerte impacto» en los balances bancarios y sus cuentas de resultados, ante la caída de la actividad y el incremento de la morosidad, pero ha defendido la «sólida» posición del sector financiero, pues considera que «los bancos hoy se encuentran en una posición muchísimo más robusta que al final de la crisis».
Una situación fruto también, ha explicado, de las exigencias regulatorias y del saneamiento exigido por las autoridades comunitarias. Si el volumen de capital de mejor calidad de las entidades financieras europeas en 2009 se quedaba en el 9%, diez años después alcanza el 15%, ha dicho.
ADVIERTE DE LAS BAJAS RENTABILIDADES EN LA BANCA
En todo caso, ha señalado cómo antes de la crisis la banca europea «no se encontraba en una situación especialmente confortable» ante los «muy reducidos» índices de rentabilidad, muchos de ellos, ha abundado, «muy por debajo del coste de capital» por un panorama de tipos bajos y, ahora, la «amenaza» de un escenario «todavía peor» en este sentido.
«Esto es muy importante porque va mucho más allá de los intereses de los accionistas. Un banco rentable no podrá ser mucho tiempo solvente. Y un sector no rentable acabará siendo un problema», ha esgrimido, comparando en otro momento que, si en Europa la rentabilidad de la banca está en el entorno del 5%, en Estados Unidos supera el 9%.
Por ello, ha explicado que los bancos estadounidenses «cotizan mucho más alto», lo que, unido a restricciones como al reparto de dividendos o a la retribución variable que se han aplicado en Europa, hace que «los inversores tomen nota». «Hay que tener cuidado con los inversores, les vamos a necesitar», ha avisado.
Preguntado por posibles malas prácticas por parte de los bancos, ante las cuales el Banco de España tuvo que dar instrucciones concretas, Uría ha manifestado que ve estos casos como «anécdota», argumentando que las entidades «se juegan la reputación». «No son categoría, y los bancos son los más interesados en que no sean categoría», ha dicho.