El último episodio de Masterchef estuvo marcado, como no podía ser de otra manera, por la nueva participación de Saray, que fue candidata a la repesca. El público recibió con expectación el regreso a la pequeña pantalla de la polémica concursante, dado el revuelo que montó con el ave cruda que le valió una fulminante expulsión. Eso, junto a los intensos malos rollos, debido al mal desempeño de los concursantes, sobretodo los del equipo azul, hicieron al de este lunes un programa tenso a la par que interesante.
Pese al rebote que pillaron los jueces con Saray, en este programa no se mostraron tan enfadados, e incluso Samantha bromeó un rato con ella. La cordobesa pidió perdón por cómo se fue del programa, ante la incredulidad de los espectadores: «La forma en la que me fui… ¡Me arrepiento tanto de haber sido tan tonta! Me dio una embolia mental«, dijo. «Me gustaría que me dieran una oportunidad para poder demostrar que sí que soy una guerrera», se reafirmó Saray.
En este programa, los concursantes tuvieron que cocinar un gran menú de bufete libre para un grupo grande de deportistas, y cada cual se ocupó de uno de los platos. A Saray la pudimos ver concentrada y con ganas, aunque sufriendo algún que otro percance con una olla hirviendo que le salpicaba: «¿Por qué me escupes cada vez que me acerco?», se quejaba Saray ante los borbotones que salían.
1LA PEOR REPESCA DE LA HISTORIA DE ‘MASTERCHEF’
El resultado fue desastroso y terriblemente castigado por los tres jueces. Los comensales se quedaron con hambre ante la poca cantidad de los platos, y los postres quedaron prácticamente sin hacer, entre otras cosas. La jornada se saldó con la expulsión de Sara Lua.
Finalmente, la decisión de Pepe, Samantha y Jordi sobre la repesca fue histórica. Decidieron, por primera vez, no recuperar a ninguno de los aspirantes. No vieron en ninguno las ganas suficientes. «Ninguno habéis estado a la altura. Que sirva de aviso. No regalamos delantales blancos», sostuvieron. Las graciosas reacciones de Saray al momento de esta revelación fueron insuperables; la cordobesa no se lo podía creer.