La cifra de compañías catalanas que están realizando el cambio de su sede social a otras ciudades de España para tranquilizar a accionistas e inversores crece día a día. El Colegio de Registradores de España contabiliza más de 1.800 empresas que habrían trasladado su sede a otros lugares del país desde el 1 de octubre. En un principio comenzaron a ser grandes corporaciones, como bancos, grupos de alimentación o aseguradoras, pero poco a poco el pánico se ha ido deslizando también hacia empresas de menor tamaño.
No hay una cifra oficial de pymes que han abandonado Cataluña, pero sí una estimación obtenida mediante una encuesta realizada por la patronal de las pequeñas y medianas empresas catalanas, Pimec, que apunta a que 1.300 han decidido hasta la fecha mover su sede social. Una de cada tres encuestadas asevera que el desafío independentista les ha repercutido negativamente.
El desasosiego también empieza a estar presente en el ecosistema de las startups. Aunque de momento hay un silencio generalizado, algunas voces se preguntan qué va a ocurrir. En su cuenta de Twitter el inversor Carlos Blanco pronosticaba hace unos días que la caída en las ventas de las empresas productivas catalanas, en muchos casos por el veto de los usuarios a marcas originarias de Cataluña, “implicaría despidos en breve”, y respiraba aliviado al señalar que “las startups al ‘estar en la nube’ aún nos libramos”.
Pero, ¿están las startups que operan desde Cataluña tan ‘en la nube’ como asegura el business angel? ¿; Catalonia Startup Hub, plataforma digital nacida el año pasado y puesta en marcha por la agencia de la Generalitat para la competitividad de las empresas, Acció, acaba de hacer recuento. Según sus estimaciones, en Cataluña hay 1.200 compañías emergentes que facturarían de media 1,2 millones de euros. Si hacemos la cuenta, eso suponen 1.440 millones de euros de facturación total.
Las startups, según la actualización de los datos del hub, dan trabajo en Cataluña a 11.700 personas. El 14% de los fundadores de estas startups procedería de otros países y uno de cada cuatro empleados de las mismas también son extranjeros. En cuanto a los sectores que tocan se dedican principalmente al software de Internet y móvil, las aplicaciones digitales relacionadas con los viajes y el ocio, las tecnologías de la salud y la biotecnología.
Barcelona ha sido identificada a nivel internacional como una de las ciudades más importantes para el emprendimiento en Europa, más incluso que Madrid. El Mobile World Congress y el 4YFN han contribuido mucho a ello. Incluso ha sido nombrada como una alternativa interesante para todas aquellas startups radicadas en Londres que quisieran mudarse a otra urbe europea tras el Brexit.
Record en rondas
Durante el pasado Q1 la Ciudad Condal cerró su record de deals desde 2014, con 72 startups consiguiendo financiación. El año pasado tampoco le fue nada mal, haciéndose con 282 millones de euros, el 53% de los fondos dirigidos a startups españolas, mientras las de la capital española solo obtenían 173 millones de euros, según el informe Startup Ecosystem Overview de MWCapital. Hasta la poderosa revista Wired le ha dedicado unas páginas hace unas semanas hablando de sus bondades y los casos de éxito de algunas de sus startups, como Glovo, TravelPerk, 21Buttons, Lodgify, Ulabox, Typeform, Coverfy, Hutoma, Datumize o Badi.
Precisamente fue Typeform la que en septiembre se llevó el gato al agua dentro del ecosistema español. Esta firma catalana de encuestas y formularios digitales levantó a mediados de septiembre, un par de semanas antes del 1-O, más de 29 millones de euros en una ronda liderada por General Atlantic, lo que eleva sus fondos obtenidos a 45 millones de dólares desde su creación en 2013. Fue, sin duda, el deal más importante para las startups españolas durante el pasado mes de septiembre, aunque no el único.
La barcelonesa Glovo también anunció a finales de mes una ronda de 25 millones de euros conducida por el gigante nipón Rakuten. Asimismo, Peptomyc, la startup salida de Vall d´Hebron Institute of Oncology que ha desarrollado una nueva terapia contra el cáncer, ha cerrado una operación de series A por valor de 4,2 millones de euros. A tenor de estos números no puede decirse que a las startups con sede en Cataluña les haya ido mal. Pero las cosas podrían cambiar para ellas tras el 1-O si ese clima de inestabilidad se contagia también a los inversores, nacionales e internacionales. Las operaciones que estuvieran en marcha podrían quedar en stand by hasta que la situación se estabilice.
Javier Cid, gerente en Alentia Capital Alternativo, asegura que ya le están llegando noticias de algunas startups catalanas que están paralizando “rondas casi cerradas por miedo de los inversores.¡Esto es un desastre!”, asegura alarmado.
Sin embargo, no todos ven lo que está ocurriendo en Cataluña como negativo para los emprendedores. Algunos hasta le encuentran ventajas y oportunidades a eso de que las grandes corporaciones hayan decidido mover su sede social a otros puntos de España. “Hay que reconocer que con tanta salida de empresa, la nueva Cataluña puede ser un campo abonado para emprendedores y startups”, ha expresado en su cuenta de Twitter Albert Sampietro, vicepresidente de Sage Live Development.
Aún quizás sea pronto para cantar victoria o ponernos dramáticos. Todavía queda por ver si la aplicación del artículo 155 tras la DUI es un bálsamo y un relajante para tranquilizar a los inversores. Lo que sí es seguro es que, como siempre, cada uno cuenta la feria según le va en ella.