El Gobierno de Reino Unido ha acordado imponer una cuarentena de dos semanas a todos los viajeros llegados de otros países, bajo la amenaza de multar con mil libras (unos 1.100 euros) a quienes la incumplan, como herramienta para prevenir un rebrote de la pandemia de coronavirus.
Un día después de que el balance provisional de afectados por el brote superase los 250.000 infectados y los 36.000 fallecidos, y con el país ya encarando la progresiva reapertura económica, Reino Unido ha decidido poner el foco en los puntos de entrada.
Así, todas las personas que lleguen de otros países por tierra, mar o aire –incluidas las que tengan nacionalidad británica– deberán guardar 14 días de cuarentena. Estarán obligados a informar de las autoridades fronterizas del domicilio donde guardarán este aislamiento, informa la BBC.
La orden incluirá como excepciones el transporte de mercancías por carretera y los trabajadores médicos, así como a los llegados desde Irlanda. Estas exenciones no se extenderán a Francia, a pesar de que así parecían haberlo pactado hace dos semanas el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente galo, Emmanuel Macron.
Downing Street ya había adelantado que cualquier medida de este tipo sería revisada cada tres semanas, si bien el Gobierno se ciñe por ahora a sus recomendaciones de no viajar al extranjero salvo que sea absolutamente necesario.
Las aerolíneas temen que las nuevas órdenes de cuarentena limiten aún más la recuperación de un sector que ya ha sufrido caídas de hasta el 99 por ciento en el tráfico aéreo por la adopción generalizada de medidas contra la pandemia de coronavirus.