La pandemia debido al coronavirus nos ha empujado al teletrabajo y el confinamiento ha puesto aprueba la capacidad de teletrabajar desde casa en España. Según el Banco de España, una gran parte de las empresas ha optado por esta modalidad para mantener su actividad.
La buena noticia es que seguramente ha venido para quedarse y además de manera indefinida, pero algunos expertos también señalan que teletrabajar no es del todo bueno, y que no solo traerá beneficios si no también aumentará la brecha de la desigualdad entre salarios y territorios.
¿QUÉ ES EL TELETRABAJO?
Para entender la situación del teletrabajo, también tenemos que ponernos en su contexto. El teletrabajo es una forma flexible de organización del trabajo que consiste en desempeño de la actividad profesional son la presencia física del trabajador en la empresa durante una parte importante del horario laboral. Engloba a una amplia gama de actividades y puede realizarse a tiempo completo o a tiempo parcial según el horario laboral.
La actividad profesional en el teletrabajo, implica el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de información, y el uso permanente de algún medio de telecomunicación para el contacto entre el teletrabajador y la empresa.
1.BENEFICIOS PARA EL TELETRABAJADOR
El teletrabajo no es sólo beneficioso para la empresa, también lo es para el teletrabajador: como es por ejemplo la reducción de los desplazamientos al y desde el trabajo, lo que supone un ahorro de tiempo y de dinero, y una reducción de estrés. A lo que se le añade una mayor flexibilidad del horario laboral, que permite al teletrabajador organizar sus horas de trabajo y adaptarlas a sus necesidades personales.
Expertos, informan que existe una mayor autonomía: para aquellas personas con un carácter independiente y que les gusta asumir responsabilidades, el teletrabajo les permite disfrutar de un mayor grado de autonomía.
2. LA CARA OCULTA DEL TELETRABAJO
Un análisis sobre la experiencia desde el inicio del confinamiento, invetigadores del Centre d’Estudis Sociológics sobre la vida cotidiana (QUIT) de la Universitat Autónoma de Barcelona, no ofrecen un balance especialmente optimista.
«El presencialismo se está trasladando al teletrabajo, con un control de los trabajadores a través de videoconferancias en aumneto, de llamadas y mensajes a cualquier hora. Es como tener al jefe en casa», señala Oscar Molina, autor junto a Alejandro Godino y Alba Molina, de un estudio sobre el teletrabajo durante la crisis del covid-19.
Molina explica que una parte del intercambio de correos y llamadas, en ocasiones pueden ser poco productivas, y puede interpretarse como un mecanismo de control tradicional, que acaba complicando además el cumplimiento de los objetivos.
FUTURO DEL TELETRABAJO
En el futuro del teletrabajo es poco probable que los factores que han motivado este desarrollo desaparezcan: los problemas de tráfico aumentarán, el respeto al medio ambiente constituirá una mayor exigencia, las empresas necesitarán incrementar su flexibilidad y competitividad. Tendrán que mejorar el servicio al cliente y reducir los costes fijos.
Parece muy probable que el número de teletrabajadores ha aumentado para quedarse y no para irse. Sin embargo, no va ha producirse «una revolución del teletrabajo». Lo que es problable, es que se prevé un 30 por ciento de los empleos en España puedan desarrollarse a distancia. Una pequeña representación demuestra una vez más el peso de la hostelería, construcción, y el turismo es imposible que se puedan adaptar al teletrabajo. Para desarrollarlo.