La pandemia del coronavirus ha marcado un antes y un después en la mentalidad de las personas. Hasta ahora, nadie ponía en duda la efectividad de las residencias ni se barajaban otras opciones.
Hace unos años surgieron los primeros edificios tutelados para ancianos construidos por algunas socimis que decidieron apostar por este segmento. Estas promociones incluyen servicio de enfermería, restaurante, gimnasio, y todas las comodidades que ofrecen en las residencias. El problema es que para acceder a estas viviendas los ancianos deben ser totalmente independientes, sin necesitar asistencia.
Por otro lado, el precio también es elevado y no todos los jubilados pueden permitirse trasladarse a estos «hoteles para la tercera edad». De hecho, hay mayores que se pasan largos años esperando una plaza en una residencia pública, ante la imposibilidad de costear una privada.
Pues bien, el Estado de alarma y el largo confinamiento que está atravesando España ha dejado al descubierto un drama que nadie quería abarcar: “En estas semanas, hay ancianos malviviendo en un quinto sin ascensor, o que no pueden ni sacar la cabeza por la ventana”, asegura la socia fundadora de Belver & CO, Ariadna Belver.
ADAPTAR LOCALES COMERCIALES
Y pone la mira en los “locales comerciales vacíos de las promociones nuevas que, por normativa municipal, se deben construir y que nadie los usa porque no se encuentran en zonas comerciales de gran afluencia de gente”.
De este modo, Ariadna Belver reclama que se dé una segunda vida a estos miles de locales comerciales que se pasan años y décadas cerrados, sin darles ningún uso. “Pedimos a la Administración Pública que piense en estos locales para adaptarse como viviendas para mayores”, afirma.
Estas viviendas adaptadas serían muy cómodas ya que no tienen escaleras ni bordillos que atravesar, lo que facilitaría la vida de los miles de ancianos que van en silla de ruedas, o que se ayudan de bastones o andadores.
Además, como habría que hacer la reconversión de local comercial a vivienda adaptada, ya se incluirían todas las comodidades para que los ancianos no tuvieran dificultades en su día a día. Por ejemplo, estancias sin puertas, o con un mayor ancho, baño y cocina adaptados, ventanales para favorecer una buena iluminación, varios dispositivos ubicados en diferentes puntos de la casa con conexión directa a una central de asistencia a mayores, o al 112.
VIVIENDAS FLEXIBLES
“Hay que pensar en viviendas más versátiles y adaptables a las necesidades reales. Que sean flexibles y se adapten a la situación de las personas”, reflexiona Ariadna Belver, y añade que ya hay proyectos en espacios de co-housing que permiten mover una pared y pasar de dos habitaciones a una sola estancia, o hacer alguna modificación”.
Por su parte, Jeffrey Sújar, CEO de Syllabus by Urbania International, asegura que “hay que prestar atención a los mayores en residencias de ancianos, hemos fallado como sociedad para solucionar esto”.
Y apuesta por “repensar en las residencias y en cómo viven a partir de cierta edad”. Anima a optar por “las viviendas con servicios, la vivienda se debe adaptar y segmentar, cada tipo de persona tiene necesidades distintas”.
De este modo, asegura que “la irrupción más fuerte es la tecnología dentro de la vivienda, es un gran reto la combinación de flexibilidad y tecnología”. Así se evitarían muchos de los accidentes caseros que sufren los ancianos.