La relación con la banca ha cambiado a raíz de la crisis sanitaria provocada por el covid-19. Las entidades han echado el cierre a buena parte de las sucursales de manera temporal para evitar la propagación del virus y entre tanto, el uso de los canales digitales se ha disparado.
En el primer balance de esta cuarentena, los bancos españoles han presumido de la capacidad de adaptación de todos los clientes a la banca móvil y web (hasta de los más mayores) y de cómo ellos han podido ofrecer el 100% de los servicios a pesar del entorno.
La banca se encuentra ahora en una encrucijada, si ha podido seguir operando con total normalidad gracias al auge de los canales digitales ¿será necesario hacer más ajustes en la red de oficinas y prescindir de personal?
1.000 EMPLEADOS MENOS EN 3 MESES
Desde que arrancó 2020, Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell cuentan con 935 personas menos en plantilla y han cerraron 125 oficinas. Pero las cifras son más alarmantes si miramos un año atrás. Respecto a marzo de 2019, los cinco grandes bancos han cerrado 1.873 sucursales y cuentan con 7.252 empleados menos, según datos recogidos por Europa Press.
La tendencia viene la crisis financiera de 2008. Ese año, el número total de oficinas bancarias en España alcanzó su máximo histórico (más de 46.000) y el número de trabajadores rozaba los 250.000. Desde ahí y hasta ahora, se ha llevado a cabo una importante labor para reducir oficinas y empleados a través de EREs, prejubilaciones y salidas voluntarias.
Los bancos necesitan ser rentables y eficientes, y con los tipos de interés negativos los planes se aceleraron. El año pasado, Santander firmó un ERE para cerrar 1.150 oficinas y CaixaBank aprobó un plan para cerrar 850 sucursales en tres años, pero optó por adelantar el proceso y quiere tenerlo listo en junio de este año.
El actual parón de la actividad económica ha llevado a las empresas españolas a una oleada de ERTEs, una opción a la que no se ha acogido la banca, ni está en sus planes durante el estado de alarma, pero ¿qué pasará después?
LA BANCA PUEDE VIVIR CON MENOS
Es un hecho, desde hace unos años los bancos apuestan por tener menos oficinas y más grandes. Todos coinciden en que el foco está puesto en ofrecer un servicio al cliente cuándo y cómo lo necesite con independencia de si está abierta o no la oficina física. Así, por ejemplo cada entidad a través de su aplicación móvil ofrece un chat interno, un gestor personalizado y la posibilidad de hacer cualquier operación financiera de manera instantánea.
Gracias a esto, el sector está superando una de las peores crisis de los últimos años sin verse tan perjudicado como gran parte de los sectores económicos, donde la recuperación se espera mucho más lenta.
El consejero delegado del Banco Sabadell, Jaume Guardiola señaló en la presentación de sus cuentas que una de las lecciones aprendidas con el coronavirus es que el teletrabajo funciona bien y servirá como medida para impulsar la eficiencia en la red, acelerando el plan de cierre de oficinas.
La crisis les ha enseñado que muchas cosas que no nos atrevían a hacer digitalmente, se puede gestionar y esto va a permitir abrir nuevas fuentes de proyectos para buscar ahorros de costes.
Desde el Santander, destacaban que sus capacidades digitales les han permitido ofrecer todos los servicios en un entorno de menor número de oficinas abiertas y donde se ha observado un crecimiento récord del número de clientes digitales en el trimestre, en su caso 139.000 nuevos. Y del número de accesos a canales digitales, con 99 millones en marzo. Por ello, seguirán impulsando la digitalización.
¿QUÉ PASARÁ EN EL FUTURO?
El último estudio de la consultora Capgemini, revela que la adopción de canales digitales irá a más, pero los canales físicos seguirán siendo relevantes después del covid-19. En este tiempo, ha crecido con fuerza el uso de asistentes de voz y chatbots. Y un 70% de los consumidores encuestados cree que irá reduciendo las visitas al banco de aquí a tres años por este motivo.
Las oficinas van a ir convirtiéndose en centros donde se den servicios de valor, con ingresos correspondientes. Y dejarán de ser centros de transacciones porque ya se hacen de forma digital. Por ello, un 22% afirman que reanudarán las interacciones físicas, sobre todo los que necesitan asesoramiento sobre productos y transacciones financieras complejas.
También se encuentran aquí los más afectados por la brecha digital, la población que reside en zonas rurales donde no está tan extendido el uso de la banca online y necesitan seguir haciendo sus operaciones de manera presencial.
La gran duda es qué pasará con los trabajadores si se mantiene esta tendencia imparable de cerrar oficinas. La banca puede optar por reubicar al personal en otras áreas, incluso en otras zonas geográficas, también por mantener el teletrabajo, pero se prevé que continúen los recortes.