Durante el pasado verano hubo un monotema en las principales zonas turísticas de España: la masiva afluencia de gente. Con las plataformas de alquiler vacacional como principales señalados, los ciudadanos de esas ciudades reflejaban su malestar. Un par de meses después, en Cataluña, el problema es bien distinto.
Y lo es para todos. Incluidos a los que se acusaba de generar el problema. Debido al conflicto abierto entre la Generalitat de Cataluña y el Gobierno español a cuenta del referéndum y la independencia, o que cada cual ponga el nombre que quiera, lo único claro es que el turismo sufrirá un golpe los próximos meses ante la tensa situación que se respira, sobre todo en Barcelona, epicentro de todo.
Así, Airbnb, que tiene su cuartel general en la capital catalana, verá recortado su tránsito de usuarios en la plataforma con toda probabilidad. Básicamente porque los verdaderos actores del negocio, las cadenas hoteleras, ya están pronosticando un golpe en el negocio próximamente.
Por ejemplo, el vicepresidente de Hoteles Meliá, Alfonso del Poyo, ha confirmado que en sus 11 establecimientos en Cataluña -al margen de los dos del Pirineo- se ha detectado ya una «relevante caída de la demanda». Además, para no andarse por las ramas, en un encuentro del sector celebrado en Madrid, el directivo ha definido la situación como «preocupante.
El turismo se verá perjudicado, sí o sí
Ante el conflicto, que no tiene visos de ser corto, la imagen es clave para el turismo. Igual que en verano fue un duro golpe los ataques a turistas, o las ciudades masificadas, ahora también hay un efecto negativo. Peor si cabe. Enfrentamientos con la policía, incertidumbre de no saber qué pasará al día siguiente. Y eso lo notan todos los actores del sector.
El consejero delegado (CEO) de B&B Hoteles, Jairo González, cree que «de la tensión en la calle se resiente el turismo» y que el viajero que «viene a pasarlo bien le da miedo meterse en un follón». Otra opinión muy sincera del gran problema que existe en estos momentos: el miedo. Y, lo que es peor, una sensación que nadie se está encargando de apaciguar.
Los datos lo demuestran. El CEO de B&B Hoteles, definido por la cadena como baratos, ha confirmado que en sus establecimientos «hay anulaciones y enfriamiento de reservas a futuro«, y que desde el pasado domingo «está empezando a haber una dinámica de bola de nieve».
El transporte será otro problema
Barcelona es uno de los principales centros de negocio de España y de Europa. De ahí que sus puntos de comunicación sean claves, tanto el aeropuerto de El Prat, como la estación de AVE por su conexión con Madrid. Aunque ahora se ha convertido, también, en una prioridad de control para los independentistas.
De forma pasiva esta semana ya han colapsado parte del servicio ferroviario con las huelgas de AVE, y ahora ciertos integrantes de la CUP, fuerza de gobierno en la Generalitat, sugieren que debe tomarse el control de ambas instituciones. Sabiendo, lógicamente, que su control les otorgaría mucho poder. Y eso, para el turismo, tiene un impacto muy negativo, además de añadir, si cabe, más incertidumbre con las compañías aéreas que transitan por El Prat.
Con todo esto, no parece que la solución para detener los problemas de turismo del pasado verano sea la mejor. Una cosa era evitar la masificación, otra bien distinta es ver a la gente no viniendo a Cataluña por puro miedo.