Vuelven las sombras del pasado a DIA. Stephan DuCharme, el hombre fuerte de Letterone y, por tanto, de Mikhail Fridman, ya ha tomado el control de la compañía. Aunque, oficialmente, no será hasta el 20 de mayo cuando será efectivo el relevo de su antecesor, Karl-Heinz Holland. Una renuncia repentina tras sólo un año en el cargo.
El nuevo todo poderoso CEO quiere retornar al verde unos números rojos que han venido acompañado a DIA durante los dos últimos años. Y su primer movimiento ha sido el de apretar a los proveedores. De esta manera, se revive una situación de enfrentamiento no tan lejana en el tiempo.
La incertidumbre con los proveedores en estos momentos sería una muy mala noticia para DIA
Según han comentado a MERCA2 algunos de ellos, que prefieren mantenerse en el anonimato, han empezado a recibir facturas con cargos atípicos muy relevantes. Los mismos no estaban contemplados en los acuerdos firmados. Unos cargos, según denuncian, que se añaden a otras prácticas como la dilación de los pagos, habituales durante los últimos años.
Además, los proveedores destacan que también están recibiendo cargos indebidos por excusas ficticias, auto-facturas de mercancía no recogida, o incidencias de calidad declaradas de manera unilateral. De ahí que la movilización se haya convertido en una práctica habitual durante los últimos días entre los proveedores y DIA. Llamadas y mensajes de whatsapp son constantes. Pero el diálogo no fluye.
Los proveedores estiman que la actitud de DIA no es la adecuada en estos momentos. Y piden a la dirección que mire a sus competidores. Una competencia que está flexibilizando las condiciones y prefieren más volumen que precio en estos momentos de máxima demanda. “La incertidumbre de los proveedores en una situación como la que vive DIA es evidente. Ahora que está aumentando sus ventas, y parece que podría tener algo de aire en su cotización, no es el mejor momento para reanudar la batalla con los proveedores. Necesita más apoyos que nunca”, indica Sergio Ávila, analista de IG.
DIA TROPIEZA EN LA MISMA PIEDRA
La situación no es nueva. Sin ir más lejos, DIA y los proveedores ya tuvieron un momento de fricción importante durante el pasado año. Conviene recordar que, en febrero de 2019, la entidad comandada por Fridman se reunió con cerca de 800 proveedores. Pusieron el grito en el cielo por el retraso en los pagos. En juego estaba el desabastecimiento de las tiendas.
Fue Borja de la Cierva, por aquel entonces, consejero delegado, quien tuvo que enfriar los ánimos caldeados entre los proveedores por el incierto futuro que presentaba la compañía. Gritos que se sofocaron tras adelantar DIA el pago y normalizar las transferencias. Pero la presentación de resultados de 2018, y el reconocimiento de que la cadena estaba en quiebra técnica, reflotó la tensión.
Así, a mediados de 2019, la falta de abastecimiento de algunos productos se hizo visible en los lineales de las tiendas. Los proveedores no sabían cuándo iban a cobrar sus facturas. Lo que se reflejó en desabastecimiento. Algunos de los cerca de 1.400 proveedores dijeron basta. En 2018, el saldo deudor de DIA con sus proveedores y acreedores comerciales había sido de 242 millones de euros.
Fue el propio Mikhail Fridman quien tuvo que mediar para que el conflicto no fuera a más. Mandó una carta a los proveedores. Por un lado, les dijo que su opa tendría éxito (como así sucedió). Y, por otro, que su plan aumentaría las ventas.
En 2019, las pérdidas fueron de 790,5 millones de euros. Unos malos resultados que la propia compañía dijo que vinieron provocados “por los altos niveles de falta de inventario en nuestras tiendas y almacenes”. Así lo comunicó a la CNMV. Si las aguas no se encauzan, podrían de nuevo desbordarse.
POSIBILIDAD DE IMPAGO
La relación con los proveedores no es el único tsunami que azota a DIA. La agencia de calificación crediticia Moody´s ha bajado recientemente su rating. Lo ha situado en ‘Caa2’, es decir, de “calidad muy pobre” dentro del bono basura. “La verdad es que la compañía tiene un patrimonio neto negativo que es más grave todavía que el hecho de que los activos a corto plazo no cubran los pasivos a largo plazo”, afirma Sergio Ávila.
La agencia considera que hay posibilidad de impago por parte de DIA. Otro varapalo para los proveedores. Un hecho más presente que nunca por el posible intercambio de deuda en sus bonos. Moody´s cree que la enseña no tiene suficiente liquidez para repagar su bono de 300 millones y que vence en abril de 2021. “El intercambio de deuda en sus bonos ya podría considerarse como un impago ya que la empresa no tiene suficiente liquidez como para repagar su bono”, señala Sergio Ávila. Y añade: “Las consecuencias podrían derivar en concurso de acreedores por insolvencia (suspensión de pagos o quiebra)”.
DIA cerró 2019 con 164 millones de euros en efectivo. También tenía una línea de crédito de hasta 57 millones. Según la compañía, tenía comprometidos hasta 200 millones de euros de financiación sénior garantizada. Cifras a todas luces insuficientes para Moody´s, que no cubrirían los 325 millones de euros de deuda y corto plazo, y la amortización del bono antes reseñado.
LA ACCIÓN
En lo que va de año, las acciones de DIA suben un 30,85%. Han llegado a apreciarse un 51,24% desde el 31 de diciembre de 2019 hasta los máximos del día 8 de abril. Durante el estado de alarma sus acciones suben un 150,37%. Hasta el 9 de marzo el valor estaba en tendencia bajista. Ese fue el día que hizo el mínimo en los 0,054 euros. El confinamiento ha aumentado sus ventas, en parte también gracias a su acuerdo con Glovo para los envíos a domicilio.
“Los inversores siguen confiando en que sus ventas sigan mejorando, al menos a corto plazo, y eso se ve reflejado en su cotización”, señala el analista de IG. Y puntualiza: “Mientras no pierda los 0,11 euros, el escenario más probable es el de la continuación de las subidas. De superar los 0,15 euros se activaría un escenario de segundo impulso alcista con objetivo en los 0,21 euros. Esto lo debemos tener en cuenta sin olvidar que DIA es un valor muy débil, en tendencia bajista de largo plazo y con una deuda muy elevada”.