La historia reciente de la filial británica de Telefónica, O2, ha escrito un nuevo capítulo en su accidentada trayectoria. Primero se frustró su venta; algo vital para reducir la deuda del operador; y posteriormente, cuando se apostó por su salida a bolsa, han surgido problemas legales paralelos.
Y la historia va para largo. Así, la mala suerte de Telefónica para librarse de O2 comenzó cuando la Unión Europea vetó la venta de la filial al grupo hongkonés Hutchison. Estimaron que había una concentración de mercado muy elevada en el segmento móvil y que, por lo tanto, no habría competencia efectiva. Así pues, “Plan A”, abajo.
Posteriormente, el objetivo para sacar dinero por O2 y reducir la deuda de Telefónica pasaba por sacar a Bolsa la filial. Todo iba bien. Además, en Reino Unido ya están licitando parte del espectro radioeléctrico para que el 5G tenga mejores prestaciones. O2 optaría a ello, y eso le otorga mayor valor para dicha colocación. Pero pronto surgieron los problemas.
Todo de manera legítima, y con intereses comerciales propios, tanto Three, filial de los chinos a los que se vetó la compra; como BT, torpedearon la licitación de espectro de 4G y 5G que se debería haber llevado a cabo en septiembre. La disputa, cuando todo parecía estar aclarado, vino por el porcentaje de espectro que puede poseer cada operador.
Desde BT estiman que debería ser superior al 37% que marca el regulador británico Ofcom. Mientras, Three tiene la postura contraria. Argumentan que no se debería dejar tener a ninguna compañía más de un 30% del espectro disponible. La situación, que no pasaría de una simple pataleta, fue recurrida a la justicia y esta ha decidido detener el proceso de licitación. Ese es el golpe que se lleva Telefónica.
Telefónica tiene un problema de tiempos
De toda la situación se ha hecho eco la responsable del regulador británico, Sharon White, que mediante una carta a ‘Finalcial Times’ ya ha advertido de que la situación está en la vía legal y que, por ello, se retrasará la subasta.
En dicha carta, al margen de una serie de lamentos sobre la capacidad de liderar la evolución del 5G por parte de Reino Unido, que no valen para nada a Telefónica, tampoco se aclara mucho más. Dando y quitando razones, White asegura que la misión del regulador es luchar por que todos puedan competir, aunque deja claro que eso no siempre puede ser así.
¿Puede hacer algo Telefónica en esta disputa?
En todo este juego, a principio de año el responsable de O2, Mark Evans, dejó clara su postura al respecto. No le parecía bien que BT consiga tanto espectro, ni tan siquiera con las limitaciones que le ha puesto el regulador sobre las frecuencias a las que puede acceder; pero tampoco cree que deban ser tan restrictivos como piensa Three, y ellos estiman que un 35% de espectro sería una buena cifra.
Porque según datos del propio Evans, en Europa -de los 52 operadores que hay- solo nueve tienen menos de un 20% de espectro; y seis, menos de un 15%. Y, justamente, son las cifras en las que se encuentran ellos mismos (15%) y Three (12%). Por lo tanto, son conscientes de que existe un problema y que no se debe agrandar, sobre todo tras la fallida venta a Hutchison.
Sea como sea, Telefónica tiene un problema en estos momentos. Hasta el 5 de diciembre no empezará la vista del caso. Posteriormente habrá que ver la resolución y, de nuevo, volver a empezar. Todo eso sin que haya ninguna otra reclamación por parte de la competencia de O2 en Reino Unido que retrase más la situación.
Telefónica no oculta la importancia
Nadie oculta la importancia de la próxima subasta de espectro. Tanto la que tendrá lugar en Reino Unido, como la que se llevará en lo demás países. Aunque para el caso concreto de Telefónica sí es más urgente por esa confianza que necesitan trasladar a los inversores, y eso pasa por mejorar su red y atraer más clientes.
Por ello, y en formato lobby, O2 publicó a principio de año un estudio con el cual cuantificaban qué supondría el impacto del 5G para la economía británica. Y los datos no dejan dudas para que regulador y entes públicos actúen con prudencia. Estiman que esta tecnología contribuirá generando más de 8.700 millones de dólares a su contabilidad nacional.
Al margen de cifras complejas de medir, lo cierto es que la gran tarea pendiente de José María Álvarez-Pallete y sus directivos de O2 es resolver la situación, que se subasten las frecuencias y que sigan generando negocio. Puesto que según las cuentas del primer semestre, el crecimiento en el segmento móvil fue plano con respecto al mismo ejercicio de 2016 en Reino Unido.