Parece que a estas alturas de la cuarentena, se ha desatado una fiebre repostera, que ha hecho que productos como la harina y la levadura desaparezcan rápidamente de los estantes del supermercado. Salir del confinamiento con varios kilos de más merecerá la pena si los postres caseros nos ayudan a sobrellevar mejor el confinamiento. Y es que es sabido que los momentos de cierta angustia se llevan mejor con algo dulce, como nos enseñó en su día la mítica Mary Poppins. Ahora que hay tiempo y ganas, se puede experimentar, darle un toque personal a alguna receta, o intentar preparar aquel bizcocho que hacía la abuela pero que nunca te queda igual. Hacer un buen bizcocho no es difícil pero a veces el resultado no es el deseado y resulta muy decepcionante. Sacar el postre del horno y descubrir que ha quedado deformado, que no ha subido o que se rompe al desmoldar, naturalmente da mucha rabia. Por suerte cada problema tiene una solución, solo hay que evitar cometer ciertos errores. Toma nota de los siguientes trucos.
1HA CRECIDO DE FORMA IRREGULAR O HUNDIDO EN EL CENTRO
Si el bizcocho ha salido con forma de volcán puede tener exceso de harina. Si comprobamos que hemos puesto la cantidad indicada, deberíamos probar otra receta: puede que la que hemos consultado no tenga los datos correctos. Otra posibilidad es que el horno tenga una temperatura muy alta. A veces los hornos no están bien calibrados y podemos comprobarlo con un termómetro específico.
En el caso de que haya salido hundido por la parte central puede ser por varios motivos. Uno es que la temperatura del horno sea baja y el bizcocho no haya podido cocerse bien por dentro para crear miga. Puede ser también porque hayamos sacado el bizcocho antes de tiempo o abierto el horno en medio del proceso de cocción. La levadura realiza un proceso químico que requiere una temperatura constante que no debemos interrumpir. Por último puede ser que la masa tenga un exceso de grasa (mantequilla, margarina o aceite), que hace que tenga más peso y no pueda subir del todo.