La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha realizado un primer análisis del impacto del Covid-19 en la economía española y propone una renta mínima «de último recurso de carácter transitorio», «restringida» a aquellos que hayan agotado todas las demás prestaciones.
En este sentido, afirma que no parece aconsejable esperar a que se ponga en marcha el ingreso mínimo vital de carácter permanente previsto por el Gobierno porque eso podría retrasar demasiado una medida que busca cubrir necesidades urgentes. No obstante, el Ejecutivo ha anunciado que la renta mínima permanente estará lista para el mes de mayo.
En este sentido, Fedea advierte de que tampoco es buena idea «acelerar demasiado» la puesta en marcha de un programa de renta mínima «tan complejo e importante», que exigirá un «cuidadoso diseño y exhaustivo control» de las transferencias públicas recibidas por los hogares para evitar desincentivos al trabajo «y otros efectos secundarios adversos».
Del mismo modo, afirma que puede darse una «complicada negociación» con las comunidades autónomas, que son las que tienen en principio las competencias sobre la materia y ya gestionan programas similares.
«La renta mínima transitoria de último recurso debería gestionarse en coordinación con estas administraciones porque son ellas las que mejor pueden identificar a sus potenciales beneficiarios y llegar a ellos a través de sus servicios sociales», subraya el documento de Fedea.
COMPROBACIÓN POSTERIOR CON FUERTES SANCIONES
Asimismo y para mitigar los retrasos en la llegada de las ayudas, propone la reducción al mínimo de los trámites y comprobaciones ex ante, sustituyéndolos por controles a posteriori acompañados de «fuertes sanciones» para los que incumplan los requisitos anunciados.
Fedea también propone que se considere, si el retraso en la aprobación de la renta mínima persiste, apoyarse en las propias empresas para que actúen como «intermediarias» en el pago de las prestaciones a sus trabajadores, como se está haciendo en Dinamarca.
Por otro lado, Fedea apuesta por que los ERTEs sean «fácilmente modulables» en el tiempo y en su cobertura, para permitir una vuelta gradual a la actividad cuando sea posible, especialmente en aquellos sectores en los que la recuperación será más tardía e incierta.
CONDONACIÓN PARCIAL DE PRÉSTAMOS CON AVALES
En la misma línea, afirma que se podría introducir a posteriori un componente de ayuda directa en la línea de avales a empresas y autónomos mediante la «condonación parcial» de los préstamos con cargo al Estado en los sectores más afectados si las circunstancias así lo aconsejan.
Fedea también hace una llamada a la «prudencia fiscal». Aunque limitar el déficit público no puede ser ahora una prioridad, asegura que el Gobierno debe ser consciente de que los recursos con los que cuenta son limitados y tendrán que cubrir muchas necesidades en los próximos meses.
«Es importante, por tanto, utilizarlos bien, dirigiéndolos a donde son más necesarios, y no desperdiciar munición en ayudas que recaerían en buena parte sobre colectivos que no las necesitan», advierte el documento de Fedea.
LOS AFECTADOS POR ERTE, LA MAYOR CIFRA EN 30 AÑOS
Por otro lado, la Fundación realiza un análisis del efecto de la crisis del coronavirus sobre el empleo, en el que destaca que el número de afectados por los ERTEs es ya superior a todos los que se han podido ver afectados por suspensiones de empleo en los últimos 31 años en España.
En segundo lugar, destaca que el aumento del número de demandantes de empleo, el incremento del paro y la caída de las afiliaciones que se han producido esencialmente en la segunda quincena de marzo son los mayores que se hayan registrado en las series históricas disponibles.
En tercer lugar, Fedea concluye que esta primera fase de la crisis ha incidido no sólo en los flujos de destrucción de empleo, sino también en los de creación de empleo. «El aumento de las altas y la caída de las bajas en las demandas de empleo, explican casi por igual el aumento de dichas demandas», subraya.
No obstante, Fedea destaca que las afiliaciones parecen haberse «estabilizado» en la primera quincena de abril, aunque indica que este periodo coincidió con el del confinamiento total que vino a sustituir la Semana Santa y debería haber sido un momento de alta generación de empleo.
Por todo ello, afirma que cabe esperar que la variación interanual del paro y del empleo experimente una reducción importante mientras dure el estado de alarma y también se verán muy alterados los flujos de creación y destrucción una vez finalizada esta situación.
En concreto, dice que algunas actividades, esencialmente de servicios, como los de restauración y recreativos, no recuperarán sus valores previos durante un periodo que se prevé largo. Asimismo, apunta que el frenazo de la contratación actuará al menos hasta el mes de julio.