El agua embotellada es uno de los mayores logros de la publicidad y el marketing de toda la historia. El consumo de agua embotellada, que es 300 veces más cara que la que sale del grifo, se supera cada año en todo el mundo. La clave de la comercialización del agua embotellada es que es una alternativa saludable. Existen dos factores que nos llevan a elegir el agua embotellada en lugar de tomar la que sale del grifo.
En primer lugar, una cuestión de salud y muchas marcas aprovechan ese tirón. Así, se ha convertido en el complemento indispensable y accesible para aquellos que desean demostrar su salud y sofisticación.
Por otro lado, está el factor de la libertad. Como buenos habitantes de un mercado capitalista global, cuando compramos agua embotellada estamos comprando libertad de elección, sentencia el profesor de antropología de la Universidad de Indiana en Estados Unidos, Richard Wilk. Lo cierto es que, comprar agua embotellada nos permite transmitir nuestra individualidad y la forma en la que cuidamos nuestro cuerpo y el medio ambiente.
Países como Reino Unido o Estados Unidos pueden presumir de la calidad del agua. En el caso de Reino Unido, un estudio del Drinking Water Inspectorate, el organismo británico que se encarga de la inspección de aguas, publicó muestras de 1,9 millones de pruebas en Inglaterra y Gales que mostraron un cumplimiento del 99,96% de las normas legales. Tal y como ilustraba la revista The Ecologist, la cifra lleva por encima del 99% durante casi 20 años.
OBRA MAESTRA DE LA PUBLICIDAD
Una imagen vale más que mil palabras, especialmente cuando se trata de vender algo que es esencialmente gratis, de ahí que el embalaje asuma una importancia primordial. El envasado y la comercialización del agua nos pueden sugerir la belleza del mundo natural, pero la realidad es que tiene graves consecuencias ecológicas.
Casi tres millones de toneladas de plástico se utilizan para producir agua embotellada en todo el mundo, y el 80% termina en vertederos. Desde Greenpeace en España han llevado a cabo varias campañas para concienciar a la población de las terribles consecuencias que tiene el consumo masivo de agua embotellada para el planeta, además del coste económico para las familias.