El pasado 5 de septiembre Telefónica envío a los mercados una señal confusa. Emitía de nuevo deuda, pese a ser su principal objetivo su drástica reducción. En concreto se trataba de una emisión de bonos a 10 años por un importe de 1250 millones de Euros. Esta emisión, con vencimiento el 12 de enero de 2028, tiene un cupón anual del 1,7% y un precio de emisión a la par (100%).
En esta nueva etapa uno de los pilares estratégicos es la reducción de deuda, la cruda realidad en ocasiones nos pone a todos en nuestro sitio. No siempre cumplir lo que uno desea y marca a final de año es posible. Por eso, para cumplir los compromisos adquiridos el operador se ve obligado a aumentar su pasivo hasta los 49.737 millones de euros. En este caso la necesidad de ampliar capital en la filial de Colombia requiere 1.243 millones de euros de liquidez, de los cuales unos 40 millones tendrán impacto en la deuda.
Todos los expertos coinciden en que uno de los grandes problemas de la empresa es su deuda incontrolable, motivo por el que algunos analistas como JP Morgan están desaconsejando la compra a medio plazo si no reduce la deuda. Las recomendaciones de otros analistas en este sentido van a ir apareciendo en cascada. Posiblemente si se reduce la deuda la acción tendrá un recorrido alcista como hoy mismo recomienda Golman Sachs. Si bien el escenario no es apocalíptico, si invita a la prudencia a la hora de invertir en acciones de la empresa. Es fundamental una pronta reducción de la deuda, y además es exigible, ya que ha sido uno de los compromisos asumidos en la última Junta General de Accionistas.
La esperanza a corto plazo está en que el equipo gestor, liderado por José María Alvarez-Pallete, pueda generar recursos extraordinarios que parcial o totalmente se empleen en una rápida reducción de deuda, que sería especialmente importante si se consiguiera antes de final de 2017. Esos recursos llegarían en la forma de operaciones que se atascan hace meses: la salida a bolsa de Telxius ya no es posible tras vender una parte importante de las acciones de Telxius y la venta de la filial británica O2. Si se logran completar estas operaciones con éxito el mercado lo premiará. Si no es así los nervios a corto y medio plazo se van a hacer sentir a flor de piel en la cotización.
Mantengamos la confianza en el equipo gestor para que pueda desbloquear una de esas dos operaciones y así se rebaje el nivel de deuda que convierte a Telefónica en la empresa en la más endeudada de España. Si no sucediera la credibilidad del actual equipo directivo, las tensiones en la cotización y la debilidad del título en los próximos meses estarían en un punto muy delicado.
La esperanza es generar ingresos atípicos con los que reducir la deuda en los próximos 12 meses. Si no es así se van a vivir momentos delicados
El análisis de la evolución de la acción a futuro, corresponde a analistas mucho más formados que yo para ello. Lo que realmente me llama la atención es, ¿cómo se llega a deber 50.000 millones de euros?
¿Qué harías con 50.000 millones de Euros?
Una de las preguntas lógicas para cualquier ciudadano de a pie, es valorar si tiene sentido invertir en una empresa tan endeudada. Hoy, con 50.000 millones de euros, ¿no se podría crear una Telco mucho más moderna, con una fracción de los costes humanos que tiene el operador, sin pasivo y con una infraestructura tecnológica de primera división? La respuesta es más que evidente.
Algunos directivos de la compañía, así como su anterior presidente, César Alierta, se han quejado durante años de la fuerte inversión que el operador hacía en desplegar las redes. Pareciera que el endeudamiento viene de las infraestructuras de comunicaciones que disfrutamos los españoles. La realidad es que esa inversión era asumible por el negocio y la deuda que arrastran viene más por los errores estratégicos, que por la necesidad de inversión en infraestructuras.
Sumando el coste de algunas operaciones absurdas, lo vemos claro.
La conquista de América: Telefónica compró en el año 2000 Lycos por 12.500 millones de euros. 4 años después lo vendió por 94 millones. Creo que es el único caso en el mundo en el que una empresa pierde por el camino 12.410 millones de Euros en 4 años y no corre la sangre.
La conquista de Europa: El operador compró O2 en un momento en el que quería diversificar y apostar por Europa ante las incertidumbres de la crisis y Latinoamérica. En aquella operación delirante se pagaron 27.295 millones de Euros. Hoy Telefónica busca alternativas para recuperar una parte del dinero de esa inversión. Tras el veto por parte de competencia de la Unión Europea de la venta a Hutchison por 14.000 millones (ojo, que era asumir pérdidas de 13.295 millones que no está nada mal), hoy se habla de una venta parcial o salida a bolsa de O2. La mayoría de analistas estima que en ambos casos Telefónica no podrá recuperar más de 9.000-12.000 millones, con lo que la operación será tan ruinosa como la de Lycos. Entre 19.000 y 15.000 millones de Euros se quedarían por el camino.
Podemos por lo tanto concluir que la deuda de Telefónica no viene lastrada por la inversión en infraestructuras, ya que eso va contra su modelo de negocio e ingresos recurrentes. Viene lastrada por absurdas operaciones corporativas, y la incapacidad para gestionar las empresas que compra. Todo ello ha resultado ruinoso para sus accionistas, que si no están que trinan deberían hacérselo mirar.
Que la empresa del «piticlin piticlin», que hace caja cada día 1 de mes con el 80% de los españoles, arrastre una deuda de 50.000 millones es simple y llanamente surrealista y no se justifica solamente con las inversiones realizadas.
Tan sólo entre estas 2 operaciones citadas se han enterrado 39.750 millones, y representarían una pérdida contable de cerca de 32.000 millones de Euros. La deuda completa del operador es de unos 49.700 millones de euros.
Añade al coctel explosivo los grandes fracasos en compras y producto propio como Tuenti, Keteke, Yaap, Terra, Tu Me, Infovía, Noxtrum, Emoción, FireFox OX, Eye OS, Teleline, JaJah, Joyn, Pixbox, etc
Al menos los 900 millones de euros pagados por Digital + (mención aparte sería el pastizal perdido en competir con ellos desde Vía Digital), si parecen ser una inversión coherente en términos estratégicos. Veremos en unos años si además de estratégica es rentable, y eso va a depender si lo gestionan bien, o como siempre.
Y los 7.500 millones de la compra de Vivo en Brasil tampoco parecen a día de hoy, una mala operación. Veremos igualmente…
En definitiva, si algún responsable del operador se queja en público de las inversiones realizadas en infraestructuras, hay que remarcarle la posición de privilegio histórico de una empresa tras su privatización. Hay que recordarle igualmente que esto no tiene incidencia en la deuda de la empresa, y si las sandeces de su equipo directivo por las que cerca de 50.000 millones se han ido quedando en el camino.
Dice la canción infantil ¿Donde están las llaves, matarilerilerile, dónde están las llaves, matarilerileron? Tal vez en el fondo del mar, donde quedaron y se perdieron los casi 50.000 millones que lastran el balance del operador de referencia en España.
Hoy, sin proyectos faraónicos (en su mayoría achacables a la gestión de César Alierta y Juan Villalonga), esta sería una de las empresas más saneadas del mundo.
No nos achaquen a los usuarios el «alto costo» de llevarnos el cable de fibra óptica hasta nuestra casa. Eso se lo están cobrando con creces y somos su público cautivo. Seamos serios, ¡por favor! La deuda acumulada de la compañía viene por como se ha tirado el dinero por la ventana en operaciones ridículas.