La pretendida paralización de la economía promovida por el Gobierno con la interrupción de todas las actividades no esenciales durante las dos próximas semanas registra este lunes sus primeros efectos sobre la demanda eléctrica peninsular que, según los datos de REE, ha caído un 25% respecto a una jornada de actividad normal en España.
La demanda eléctrica supone uno de los principales termómetros para medir la actividad de una economía y se comporta a la baja con los cierres en sectores como los servicios o la industria, a pesar del traslado de consumo al doméstico por el teletrabajo. Por eso, a medida que se incrementan las restricciones a la actividad económica, se produce un impacto directo sobre el consumo eléctrico, que se desploma, a pesar de que este confinamiento o la implementación del teletrabajo como medida está trasladando parte de ese consumo anterior al doméstico.
En esta segunda fase de medidas contra el coronavirus, en el marco de la primera prórroga del estado de alarma decretado el 14 de marzo, este lunes el consumo peninsular de electricidad se hundía hasta los 25.071 MW, a las 10.00 horas. Este descenso implica un 25,17% menos de consumo en relación a los 33.056 MW registrados a la misma hora del pasado 9 de marzo, el último lunes antes de que se entrara en vigor la situación de excepcionalidad, según datos del Red Eléctrica de España (REE).
Con respecto al pasado lunes, fecha que coincidía con el comienzo de la segunda semana del estado de alarma decretado por el Ejecutivo -dentro de los primeros 15 días, que más tarde se prorrogaron otros 15-, la caída en la demanda eléctrica a esa misma hora es de un 11,8%.
Este fin de semana, el Gobierno, en un Consejo de Ministros extraordinario, dio una vuelta de tuerca más en el confinamiento en el que se encuentra el país para hacer frente a la crisis del Covid-19 y acordó paralizar toda actividad no esencial, en busca de frenar con mayor contundencia los contagios y descargar a los centros sanitarios, en especial a las UCIs, de una avalancha en ciernes.
De esta manera, los trabajadores de las actividades no esenciales no pueden ir a su trabajo entre este lunes y el próximo jueves 9 de abril, ambos inclusive. Este parón en la actividad afecta ya así al sector industrial no considerado esencial como a la construcción.
El confinamiento para combatir el Covid-19 ha supuesto un descenso en la demanda energética de las empresas que se traduce, en cambio, en un aumento en el ámbito doméstico, donde mantienen su aislamiento preventivo familias enteras – niños, teletrabajadores, afectados por los ERTES y mayores recluidos como población de riesgo-. Aunque el aumento en el ámbito doméstico no se aproxima ni de lejos a compensar, de ninguna manera, la caída de la demanda eléctrica industrial.
CAÍDA DEL 9,1% LA PASADA SEMANA
De hecho, la semana pasada (entre el 23 y el 29 de marzo), la demanda peninsular fue 4.216 GWh, lo que representa una caída del 2,95% con respecto a la de la semana pasada y del 9,11% frente a la de la misma semana del año pasado.
Las energías renovables generaron el 46,8% del total durante la semana pasada, mientras que el 76,6% fue producción sin emisiones de CO2, según datos de REE.