El Barça está cada vez más cerca del colapso financiero. Hasta ahora, Josep Maria Bartomeu, el presidente del Barcelona FC, había demostrado un gran ingenio a la hora de encontrar alternativas en la financiación de las operaciones blaugranas. Al uso del factoring y un crédito rápido para fichar a Antoine Griezmann, se le añaden hasta cuatro emisiones de deuda senior, un tipo de instrumentos financieros muy complejos, o las continuas súplicas a otros clubes para pagar los fichajes a plazos. Ahora, en pleno apagón de la economía mundial y las competiciones cerradas todo ello se le vuelve en su contra.
En principio, se podría pensar que con ejecutar un expediente de regulación temporal de empleo (el famoso ERTE) sirve para calmar sus lastimosas finanzas. Nada más lejos de la realidad. El problema es que la única opción para cuadrar sus cuentas era no solo exprimir al máximo la taquilla en cada partido junto a sus tiendas, sino que estaba obligado a llegar lejos en la Liga de Campeones. Un plan que cada día parece más imposible y que tensiona a la directiva. La problemática situación por la que transita es la causante de unas negociaciones agresivas de reducción de salario que a la propia plantilla le ha costado digerir, según los diarios deportivos.
Sin ingresos y con los acreedores tras sus talones, su deuda real es varias veces superior a la declarada, el club ha tenido (y tiene) que hacer frente a numerosos contratiempos hasta junio. Entre ellos, sobresale el pago aplazado de fichajes o las deudas con Hacienda. El más reciente, y que probablemente todavía colea, son los 120 millones, más alguno que otro en intereses, del fichaje de Griezmann. La formula torticera empleada de 85 millones en factoring y el resto un crédito que debía devolver en seis meses (por estas fechas) ha dejado la tesorería a estas alturas de la temporada más apretada que los tornillos del Titanic (que por cierto, acabo hundido).
EL BARSA PAGARÁ ESTE AÑO 27 M POR COUTINHO
Pese a la mala planificación y pésima ejecución en el fichaje del galo, queda el triste consuelo (para el aficionado del Barça) de que al menos sigue jugando. No ocurre así con Philippe Coutinho por el que el Barça todavía tiene que pagar este año más de 27 millones al Liverpool. Si alguien pensaba que no podía ser peor es que no conocen a Bartomeu y su equipo, ya que una vez satisfecho el pago todavía tendrá que desembolsar 66 millones más en las próximas. En junio, además, vuelve al club con una ficha muy alta. Una situación muy complicada de lidiar y que obligará a ponerlo en el mercado.
En la misma situación que Coutinho se encuentra Malcom. El Barça debe satisfacer este año un pago de 10 millones y tiene aplazados otros 20 en las dos próximas temporadas, Bartomeu se supera (hay que reconocérselo). Por encima de los 10 millones a pagar este año, están otros jugadores como Arturo Vidal o Norberto Neto y seguido Arturo Melo (7 millones) y nombres tan poco conocidos como Mousa Wagué, Emerson o José Arnáiz que suponen más de 8 millones. Así, la cifra final asciende a 80 millones de euros, que de cara a siguientes años se dispara hasta los 181 millones.
UN AGUJERO DE 100 M CON HACIENDA
El pago de los futbolistas supondrá un importante esfuerzo, de unos 200 millones, pero todavía queda otro más: Hacienda. La actual situación económica del país hacía presagiar que el Gobierno sería más indulgente a la hora de pedir a las empresas a cumplir con sus obligaciones legales, pero no ha sido así. El periodo de la declaración de la renta ya se ha activado y se deberá cumplir con el pago de los tributos atrasados trimestralmente, principalmente en IRPF como en IVA. Un nuevo golpe a la tesorería de la entidad de más de 100 millones.
En las últimas cuentas presentadas, el club mostró que mantenía una deuda con la Administración por más de 113 millones. La partida más grande, obviamente, es la del pago del IRPF acumulado cuyo saldo deudor ascendía a 102 millones de euros. Por su parte, el pago del IVA suponen cerca de 9 millones de euros y el resto se completaba por otros conceptos. Normalmente, dichas cantidad no se separan como tal, forman parte de la liquidez necesaria, y después se rellenan con otros ingresos. Pero, el problema ahora es que no hay ingresos, lo que obliga a pagar con dinero prestado. De hecho, es la principal queja que están haciendo las empresas a la actitud del Gobierno.
TODAVÍA QUEDARÍA POR ABONAR LOS SALARIOS
Hasta ese punto, estarían los gastos que son ajenos al club. Pero, la ejecución del ERTE no es sinónimo de un gran ahorro. Así, hasta las fecha ya se han consumido 7 meses de salarios, lo que suponen más de 300 millones de euros. A su vez, habría que sumarle los sueldos de las personas que no se acojan al expediente, no todas ellas han dejado de trabajar, y que la empresa debe asumir una parte las fichas pese a la reducción del salario del 70%. En concreto, podría ascender a más de 50 millones. En definitiva, se alcanzarían los 400 millones.
Pero claro, el problema no son los costes como tal, puesto que estaban presupuestados. El verdadero agujero a las cuentas culés es el desfase temporal que se produce, ya que el mayor volumen de ingresos se concentra en los próximos meses. Los partidos de mayor audiencia con la fase final de la Liga de Campeones y el desenlace de la Liga española. Tanto para las televisiones, reclamarán los pagos sin fútbol, como para la taquilla. Por no hablar, de la devolución (ya lo veremos) de parte de los abonos pagados o las pérdidas en marketing.
Por último, los premios más jugosos económicamente en la Champions, por ganar partidos y pasar de ronda, no se van a dar. La competición no podrá reanudarse con toda seguridad, más si cabe tras anularse los JJOO. En definitiva, los ingresos se verán muy limitados por el efecto estacional en el que se ha producido el parón. Y, para paliarlo, el club solo tiene acceso a 128 millones de línea de crédito, deberá ampliarla con fuerza, que no ha usado en estos años porque el tipo era muy caro (dado el riesgo). El Barça de Bartemou se enfrentan a su reto más difícil y aquí no vale encomendarse a Messi.