El epidemiólogo que plantó cara al ébola y al zika, Fernando Simón, se ha visto superado por el coronavirus y su fuerza arrolladora para provocar una pandemia en todo un país en cuestión de días. Desde que se diagnosticara el primer caso en España a finales de enero, en estos 40 días ha errado en varios de sus pronósticos. Sin embargo, su tarea no es nada fácil.
El pasado día 31 de enero Simón compareció para explicar el primer caso diagnosticado en España, el de un turista alemán alojado en la isla de La Gomera y, desde entonces, el doctor ha hecho numerosos pronósticos equivocados que han quedado como frases lapidarias en la hemeroteca.
Durante esa intervención, Simón explicó que «la epidemia tiene posibilidades de empezar a remitir. Nosotros creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado. Esperemos que no haya transmisión local. Si la hay, será transmisión muy limitada y muy controlada. Pero España tiene que trabajar en todos los escenarios posibles».
8-M Y SUS CONSECUENCIAS
Estas palabras aún resuenan en la memoria de todos los españoles, que respiraron tranquilos pensando que aquí no llegaría el Covid-19. E incluso insistió en la idoneidad de seguir adelante con los actos en conmemoración a la mujer del 8 de marzo. De este modo, miles de personas recorrieron las calles de las principales ciudades pensando que su salud estaba a salvo.
Pronto se dieron cuenta de que algo estaba fallando. Días después, varias de esas mujeres conocidas que lideraban la marcha de Madrid, dieron positivo en el test del coronavirus. Es el caso de la ministra de Igualdad, Irene Montero, o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. E incluso la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez.
Y lo mismo ocurrió entre las filas de Vox, cuando se conoció que el secretario general del partido, Ortega Smith, había sido contagiado, y pidió perdón por organizar la asamblea de Vistalegre el domingo 8 de marzo. Días después anunciaba en Twitter el líder de Vox, Santiago Abascal, que había sido diagnosticado con Covid-19. Y lo mismo ocurría horas después con la portavoz parlamentaria del partido en el Congreso, Macarena Olona.
UNA PANDEMIA QUE NADIE SUPO DETECTAR
En cuestión de pocos días, pasamos de «algún caso» a más de 9.191 contagiados, y 334 fallecidos, mientras las autoridades ya adelantan que la crisis del coronavirus no remitirá hasta dentro de dos meses, en el mejor de los escenarios, y cuatro o cinco en el peor.
Volviendo a los errores de Fernando Simón, el segundo de ellos fue el pasado 9 de febrero, cuando se registró un segundo caso en Mallorca, el de un ciudadano británico que había estado en contacto con una persona infectada en Francia. Simón compareció y anunció: «En estos momentos, el nivel de riesgo de España es relativamente bajo. No hay ninguna razón para alarmarse, está controlado«.
Cuatro días después, el 13 de febrero, falleció en Valencia la primera víctima española, aunque no se supo hasta el 5 de marzo. Supuestamente había muerto de una neumonía, pero las pruebas que se le realizaron tras morir confirmaron que tenía el virus Covid-19.
Pero pocos días después, el 23 de febrero, tras el fallecimiento de dos personas en Italia y el aislamiento de 50.000 en el norte del país, el responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias quiso mandar un mensaje de calma: «En España ni hay virus ni se está transmitiendo la enfermedad«, afirmó. Pero a estas alturas el virus ya circulaba por España sin ser detectado.
El 28 de febrero ya había 41 infectados pero insistió en que «no hay ninguna razón para cambiar de escenario porque el riesgo está perfectamente delimitado, no es un riesgo poblacional«. Y añadió: «la contención está funcionando».
Pero los acontecimientos fueron precipitándose al llegar a marzo, y en pocos días ya tuvo que admitir que el virus se estaba propagando entre los nacionales y que lo hacía de manera exponencial. Ahora, llama a la responsabilidad de los ciudadanos para poder frenar esta expansión.