Tras anunciar el Plan de Choque diseñado por el Ejecutivo para paliar la crisis del coronavirus, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, subrayaba este jueves la importancia de las «medidas de distanciamiento social y la necesidad de implementarlas de forma simultánea para una mayor efectividad”. Y desde luego, se están aplicando, en mayor o menor medida. La declaración este lunes del escenario de “contención reforzada” del Ministerio de Sanidad, con pautas para el alejamiento físico y el aislamiento preventivo, como el teletrabajo, ha alterado por completo, en tan sólo tres días, el modus vivendi de ciudades enteras como Madrid. Frente a los cierres parciales o temporales de unos, otros profesionales siguen al pie del cañón y no se bajan del carro de sus tareas presenciales. De hecho serán los últimos en hacerlo, los últimos supervivientes al aislamiento preventivo.
Porque una cosa es que la actividad se ralentice, pero hasta que se paralice por completo en las ciudades -a excepción de supermercados, farmacias y centros sanitarios-, un reducto de sectores productivos y de atención pública seguirán funcionando en su lugar de trabajo, para que la vida continúe, con restricciones, pero con acceso a los servicios de primera necesidad.
Los conductores de las líneas de transporte público, la EMT en Madrid, intensifican las medidas de higiene y refuerzan los medios de desinfección en los vehículos públicos, pero acuden a su puesto de trabajo y desarrollan su jornada laboral cara al público. Pese a que las recomendaciones invitan a quedarse en casa y a no usar los medios de locomoción excepto en casos de necesidad, el servicio a los ciudadanos exige su disponibilidad.
¿Y qué se puede decir de los trabajadores sanitarios? Pues que el día que ellos puedan retomar su rutina con normalidad y disfrutar de su correspondiente tiempo libre será porque la película del coronavirus acabará en final feliz. Entretanto, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha suspendido permisos, vacaciones y libranzas para el personal del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), hasta nueva orden en función de la evolución de la epidemia.
La Administración considera necesaria la suspensión de todos aquellos supuestos que generen un permiso de carácter no ineludible para los trabajadores, lo que se aplica también en la concesión de excedencias. La medida ha recibido las críticas de los sindicatos. Desde CCOO creen que «puede agravar la situación y provocar más bajas», por lo que pide a Sanidad que «racionalice la medida» porque los trabajadores de la sanidad pública «también necesitan descansar y conciliar». Por su parte, UGT ha subrayado que «esta situación sería mucho menos gravosa de haberse tenido en cuenta las continuas demandas acerca de las escasez de profesionales aprobadas por las plantillas orgánicas en nuestros centros sanitarios».
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los Bomberos, o la Unidad Militar de Emergencia (UME), están de guardia localizada e ininterrumpida, como siempre, sí, pero con una vigilancia y expectativas reforzadas.
Detrás de todas estas siglas y colectivos encontramos profesionales que no teletrabajan, sencillamente porque no pueden. Ni siquiera pueden, en muchos casos, mantener la distancia de seguridad frente al contagio, aunque toman las medidas de protección necesarias.
De vuelta a la Moncloa, en la comparecencia de Sánchez, también en modalidad telemática, por supuesto, por videoconferencia, el jefe del Ejecutivo redundaba en la “imperiosa necesidad” de adoptar una “disciplina social”, por encontrarnos frente a una “emergencia sanitaria sin precedentes». En otras palabras: no estamos de vacaciones señores, no dejemos de ir a la oficina para meternos en el bar con los amigotes. Por traducirlo a la jerga de barrio.
El presidente del Gobierno recodaba también las medidas que las empresas deben adoptar en el ámbito laboral: “facilitar el teletrabajo, planes de continuidad con actualizaciones necesarias a la nueva situación, fomento de la flexibilidad horaria y turnos escalonados, y fomento de las reuniones por videoconferencia”, así como, “evitar los viajes que no sean imprescindibles”.
En su discurso, Sánchez ha apelado con insistencia a la «responsabilidad y disciplina social” como elementos “esenciales» que nos lleven a “extremar el cuidado de la propia salud para cuidar así a los demás, protegerse, para proteger así a los demás«, porque con “la acción personal contribuimos a la victoria del conjunto de la sociedad frente al coronavirus”, afirmaba el presidente.
PROBAR SUERTE EN TIEMPOS DE EPIDEMIA
Tres días después de la declaración de la “contención reforzada” del Ministerio de Sanidad, las calles de Madrid no transmiten la sensación asociada a uno de los focos de la epidemia en España. Todos esos trabajadores que continúan en modo presencial abren comercios, bares y restaurantes, eso sí con bastante miedo y exceso de medidas preventivas, en la mayoría de los casos. Los pequeños negocios abrirán, hasta nueva orden, o hasta que la ausencia de público les obligue a cerrar la persiana. Porque…¿Qué otra cosa pueden hacer?
Y también lo hacen los loteros, que siguen vendiendo la suerte, aún en los nuevos tiempos de la epidemia. La Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías (ANAPAL) asegura que los vendedores están siguiendo las recomendaciones marcadas por Sanidad en cuanto a prevención por el brote de coronavirus. El gremio de loteros ha recordado, además, que las administraciones cuentan con un cristal que separa a los vendedores de clientes.
«En ese sentido se sigue actuando con normalidad, más allá de las medidas de higiene ya implantadas como los geles o alcohol por lo que implica el uso de monedas y billetes», han detallado. En cuanto al posible efecto del brote sobre las ventas de loterías, lo representantes del sector han explicado que sus ciclos de facturación son semanales, por lo que «todavía es pronto para valorar la posible incidencia».
De vuelta al plasma de Sánchez, rescatamos una última declaración del presidente del Gobierno. “Que vamos a superar esta crisis es seguro”, comentaba, para posteriormente señalar el objetivo exacto del Plan de Choque del Ejecutivo: “conseguir superarla lo antes posible, pero con los menores daños posibles”.
Las anunciadas este jueves son sólo “las primeras de otras muchas medidas que se van a aprobar en los próximos días” para mitigar el impacto sanitario, económico y social de la crisis por el coronavirus, concluye Sánchez. La historia continúa.