Estanterías vacías y un aluvión de clientes llenando los carros y cargando decenas de bolsas. Ese fue el escenario que se vivió ayer en muchos de los supermercados de la Comunidad de Madrid. A última hora de la tarde los supermercados estaban masificados, presentando una afluencia mucho mayor a la habitual al final de la jornada.
Esa fue la reacción de los ciudadanos poco después del anuncio del ministerio de Sanidad y la Comunidad de Madrid, de suspender las clases en los centros educativos durante 15 como medida de control para el contagio del coronavirus, que ya cuenta con más de 1.200 afectados en toda España. El pánico se ha apoderado de los madrileños, que pocos minutos después de las declaraciones de Ayuso, se lanzaban a los supermercados por el temor a posibles curentenas que puedan mantener aislados en casa.
Hoy martes, a primera hora, en algunos supermercados como Mercadona ya se veían colas de clientes en la entrada, esperando a que abriesen sus puertas para poder hacer sus compras de supervivencia. De nuevo, los pasillos se han visto atestados de gente, carros completamente llenos y estanterías arrasadas. Los productos que más escasean son las frutas y verduras frescas, la carne envasada y el papel higiénico.
¿ES NECESARIO APROVISIONARSE MASIVAMENTE EN LOS SUPERMERCADOS?
Esta alarma colectiva también está afectando a las tiendas online. Debido al aumento de la demanda, algunas plataformas como Amazon, se encontraba ayer saturadas sugiriendo a los clientes que lo intentasen en otro momento.
Este efecto se conoce como “compra de búnker”, que es la que hace el consumidor cuando necesita abastecerse para subsistir durante varias semanas, por no poder salir de casa o ir a comprar a las tiendas. Un fenómeno que no es nuevo y que podemos ver reflejado en el fenómeno “prepper”. Los “preppers” o preparacionistas o survivalistas, son personas que se enfocan en acumular los medios y las habilidades necesarias para estar preparados ante un posible apocalipsis. Pero también podemos verlo de una forma menos alarmista si pensamos que en los años 80 cuando no existían tantas grandes superficies, la gente hacía compras grandes para varias semanas. Y sin amenazas de epidemia.
A pesar de las desoladoras y preocupantes imágenes de los supermercados vacíos, fuentes vinculadas al sector han hecho un llamamiento a la calma, afirmando que no hay falta de abastecimiento y que las estanterías vacías se deben problemas puntuales provocados por la avalancha de clientes en un tramo de tiempo muy breve, unido a la imposibilidad material de reponer productos al ritmo con el que se se están adquiriendo. Así mismo, aseguran que están preparados para un aumento de la demanda y se ha reforzado el stock en los almacenes para evitar la falta de existencias.