Poco a poco, y de manera sostenida, el coche eléctrico empieza a ocupar su lugar en las carreteras españolas. Curiosamente, la llegada de vehículos poco contaminantes provocará un cambio de infraestructuras, por cuestiones de carga; así como un cambio en los hábitos de los conductores.
De esta manera, según un estudio de All Media Consulting, los conductores de coche eléctrico en España son cada vez menos tolerantes con las deficiencias de la infraestructura para la movilidad eléctrica. Los recién iniciados (1 y 2 años) hacen las peores valoraciones, mientras que los más experimentados (5 años), son más condescendientes. Quizá se deba a que el paso de los años enseña los trucos a cómo sobrevivir con los recursos que hay.
Aunque lo más preocupante es que la valoración de las redes de recarga, tanto públicas como privadas, ha empeorado a pesar de que ya se encontraba en niveles bajos en la primera edición de la encuesta.
“La evolución del parque de vehículos eléctricos y el nuevo escenario que vivimos en cuanto a movilidad sostenible, ha motivado que las compañías del sector asegurador estemos trabajando en soluciones para vehículos eléctricos acordes a las demandas de este tipo de conductores, que, en muchos casos, nada tienen que ver con las de propietarios de vehículos de combustión”, asegura el director de Marketing de Reale Seguros, Víctor Ugarte, empresa que este año ha apoyado la realización de la encuesta.
LAS RECARGAS PREOCUPAN
Sobre los puntos de recarga, elemento básico para el coche eléctrico, la práctica totalidad de proveedores de energía eléctrica, así como los gestores públicos de soluciones de recarga, han obtenido solamente hasta un 2.6 de una puntuación máxima de 5.
Entre los otros aspectos de la movilidad eléctrica, también han sido valorado la tarifa de la energía, la accesibilidad y los problemas de la infraestructura, los diferentes modelos de vehículos eléctricos, los accesorios como el cable de carga y el punto de carga doméstico, la autonomía de la batería, la conexión entre el coche y los dispositivos móviles, los patrones de conducción, la distancias recorridas, el servicio de los concesionarios, los canales de información, la oferta de seguros, la labor de la Administración, entre otros múltiples aspectos.
“En el corto plazo las empresas energéticas tendrán una mayor presión por parte de la comunidad de conductores eléctricos de invertir en mejorar su reputación, bien por la vía del marketing, pero también mediante la adaptación de su oferta a la realidad del mercado, sin mencionar la urgencia de un correcto mantenimiento de la red de puntos de carga”, ha explicado Gustavo Franco Cruz, director de All Media Consulting.
UNA TENDENCIA AL ALZA
Con la implantación progresiva de la movilidad eléctrica, algunas tendencias se afianzan, como son los valores de la sostenibilidad, el activismo para atraer nuevos conductores, el incremento en las distancias de los desplazamientos, la demanda de nuevos servicios inexistentes en la movilidad de combustión, la disparidad entre provincias, la inequidad de género, los modos alternativos de uso de vehículos eléctricos de la economía colaborativa y pago por uso, la venta por Internet de los vehículos.
“Los aspectos positivos y negativos no necesariamente tienen que ver con la penetración del VE en las diferentes provincias, ni con su tamaño demográfico, sino más bien con la implicación de las administraciones públicas que en poco tiempo pueden dar resultados interesantes para crear nuevas ventajas en función de los errores del pasado”, ha indicado Xavier Cañadell, director de Electromaps.