Ni Ada Colau, ni Carmena, ni las asociaciones de vecinos de Madrid y Barcelona. Tampoco son las plataformas hoteleras las que dan la voz de alarma contra Airbnb. En esta ocasión es el BBVA Research quien alerta de un efecto ‘indeseado’ de este nuevo sistema de alquiler de pisos vacacionales. Algo tan simple como que la posibilidad de poner mi piso en alquiler a golpe de click, está provocando que cada vez haya menos gente con ganas de arrendar su casa a largo plazo; algo que está provocando que los precios estén subiendo a un ritmo del 9,5% anual.
Un alza que se nota, especialmente, en las zonas turísticas en donde se están registrando subidas superiores a la media. En Baleares y Cataluña, por ejemplo, este mercado se ha revalorizado cerca de un 50% desde mínimos. El motivo es evidente, alquileres más cortos pero mejor pagados a la larga. Así que el número de viviendas disponibles para una renta anual es cada vez menor. La ley de la oferta y de la demanda. Y cuando un producto escasea, ya se sabe qué es lo que ocurre con él.
Por poner una cifra, podemos decir que los precios de los pisos en alquiler han subido hasta los 7,92 euros por metro cuadrado. Eso sí, muy lejos todavía de los máximos allá por el año 2007 cuando rondaban los 10 euros el metro cuadrado.
Un fenómeno que los expertos de BBVA recomiendan vigilar, pero que todavía tiene cierto margen de corrección. Sin embargo, sí se detecta una tendencia creciente a apostar por el alquiler frente a la compra de una vivienda. Según el Instituto Nacional de Estadística, 16 de cada 100 hogares vive en una casa arrendada, frente a los 9 de cada 100 del año 2001. Por el contrario, los hogares en propiedad han pasado del 84,7% hasta el 77,1%. Aun así, seguimos siendo uno de los países de Europa con una tasa de propiedad más elevada.
Los precios de alquiler no son los únicos que están subiendo. También lo están haciendo los de compra. Poco a poco la vivienda se va revalorizando, con alzas superiores al 5%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Madrid y Cataluña son las comunidades donde más están subiendo, mientras que el ritmo de crecimiento es mucho menor en autonomías como Asturias, Navarra y Castilla y León.
Sin embargo, y pese a que el precio sigue alcista, las ventas siguen subiendo. Básicamente porque vuelve la eterna creencia de que las casas van a subir de forma indefinida. Y ya se sabe como nos gusta a los españoles un ladrillo. De hecho, en el último año se han vendido 488.000 viviendas; y estamos a punto de superar el medio millón (algo que no se veía desde el año 2009).