Los ciberdelitos se ensañan con las pequeñas y medianas empresas (PYMES). En 2018, España registró 110.613 infracciones de esta índole, señaló el Ministerio del Interior en el «Estudio sobre la cibercriminalidad en España». Las PYMES son las verdaderas damnificadas ya que reciben el 70% de estos ataques, que han aumentado un 130% en los últimos años, ha apuntado Acierto.com en su último informe.
Parte de esta problemática se debe a la poca conciencia que guardan tanto las compañías como los propios usuarios en cuanto a la encriptación de sus sistemas. Según los datos del análisis de la aseguradora, hasta el 90% ignora cómo crear una contraseña segura, y el 48% no la cambia nunca o casi nunca. Además, 2 de cada 5 hacen caso omiso de las actualizaciones automáticas de su equipo y poco más del 30% cuenta con protocolos de seguridad básicos. Con los peligros que eso implica.
La ciberdelincuencia se ha enmarcado como uno de los motivos por el que algunos grupos de este sector, que conforman el 99,8% de nuestro tejido empresarial, han tenido que echar el cierre. Concretamente, hasta 6 de cada 10 PYMES que ha sido víctima de un ataque informático desapareció seis meses después de la ofensiva.
Por otro lado, los trámites burocráticos, en España se tarda una media de 13 días en poner en marcha un negocio a diferencia de Dinamarca o Francia y Estonia que se tardan 3 y 3,5 días, respectivamente; los casos de impago; las dificultades para obtener financiación, que comprende al 56% de estas empresas, y el escaso acceso a las tecnologías son los motivos por los que la viabilidad de dichas compañías se ve afectada, destacó Self of Bank en un estudio.
LA PROLIFERACIÓN DEL HACKEO
El desarrollo de internet ha traído consigo una mayor proliferación de los delitos cibernético, de los que se han podido conocer. Así, de 2017 (81.307) a 2018 (110.613) los ciberdelitos se incrementaron un 36%. Desde 2015 (60.154) a 2019 subieron un 84%. Y desde 2012 (42.812) un 159%.
En un desglose, el 80% fueron fraudes informáticos (estafas) y el 10%, amenazas y coacciones. En 2018, las comunidades que más denuncias concentraron en este ámbito fueron Baleares, con 556 casos, Navarra (397) y Cantabria (344).
Sin embargo, el índice de resolución de los casos no se ha desarrollado en la misma proporción. Pues de 2017 (4.912) a 2018 (5.697) sólo se incrementaron en un 16%. Y eso que en los años 2016 (4.798) y 2017 (4.912) habían descendido; en diciembre de 2019 se rozó el nivel de 2015 (5.443) y sólo un 15% mejor que en 2012 (4.931).
El impacto económico del hackeo en España se ha estimado en 40 millones de euros. El coste medio de cada ataque ronda entre los 35.000 y 75.000 euros, en función del tamaño de la entidad.
Rusia, Ucrania, Rumanía y Nigeria son los mayores exportadores de los ciberdelincuentes que han operado en nuestro país, según recogió el diario El Mundo. Los expertos califican el modus operandi de los africanos como «menos técnico y más burdo», mientras que el de los del norte de Europa es más sofisticado. En Rumanía se ve como una industria que, además, es impune.
LA RELACIÓN DE LAS ENFERMEDADES Y LOS ATAQUES INFORMÁTICOS
Los ciberatacantes utilizan las emergencias sanitarias para disfrazar a sus hackeos informáticos. En esta ocasión le ha tocado el turno al coronavirus, enfermedad que ya ha acabado con la vida de 1.107 personas. El brote se ha colado en forma de malware, bajo la apariencia de pdfs, MP4 y docx que, supuestamente, contienen información para protegerse del virus, ha descubierto la firma de ciberseguridad Kaspersky.
Aunque no es la primera vez que ocurre. Con la propagación de la gripe aviar sucedió algo muy parecido. Y es que hace quince años, el grupo Panda Labs detectó cómo los hackers habían desarrollado un troyano, Naiva.A, que se camufló entonces como un documento de texto de Word, informó Bussines Insider.