El ‘megaproyecto’ eólico marino ‘Vineyard Wind 1’ de Iberdrola en aguas de Estados Unidos finalmente no alcanzará su objetivo de estar operativo en 2022 debido a los nuevos retrasos en los permisos medioambientales para su desarrollo.
La sociedad, participada al 50% por la energética española y el fondo danés Copenhagen Infraestructure Partners (CIP), preveía en un inicio la entrada en operación del proyecto para esa fecha, aunque ya desde el pasado verano se encontraba en una situación de bloqueo para poder avanzar en sus metas.
La Oficina de Administración de Energía Oceánica, dependiente del Departamento de Interior de Estados Unidos, ha publicado un nuevo cronograma de permisos en el que no prevé emitir su declaración final de impacto medioambiental (FEIS) sobre el proyecto hasta casi finales de este año.
«Si bien tenemos que analizar qué significará una línea de tiempo de permisos más larga para comenzar la construcción, ya no se espera la operación comercial en 2022», indicó el consejero delegado de Vineyard Wind, Lars Pedersen, sin precisar una nueva fecha para la puesta en marcha del proyecto.
Con una potencia prevista de 800 megavatios (MW), Vineyard Wind, adjudicado en 2018, se trata del primer parque eólico promovido a gran escala en Estados Unidos y su inversión está estimada en unos 2.800 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros).
En un principio, se había planeado que los trabajos de construcción en tierra del proyecto arrancaran el año pasado, en un calendario inicial que estimaba que el parque estuviera operativo en 2022.
El proyecto contaba también con la obtención de unos créditos fiscales a la inversión (ITC) vinculados a la fecha de la puesta en operación, plazos que finalmente no se alcanzarán.
Desde el pasado verano la amenaza de retrasos en el proyecto estaba presente, tras la decisión del Gobierno de Donald Trump de someterlo a un estudio de impacto ambiental adicional.
Los pasos definitivos que adopte la Administración de Estados Unidos con este proyecto serán determinantes para el impulso del negocio de la energía eólica marina en el país, con más de una decena de proyectos a abordar en los próximos años.
COMPROMISO CON EL PROYECTO.
No obstante, Iberdrola y su socio en Vineyard Wind ya han reafirmado su apuesta por el desarrollo del proyecto, a pesar de las demoras previstas en la autorización.
Ya el pasado mes de octubre, el presidente de Iberdrola señaló que, a pesar de los obstáculos encontrados, se seguiría «adelante» con el parque, aunque su puesta en operación se retrasaría a la fecha de finales de 2022 o principios de 2023.
Galán consideró que este retraso se debía a cuestiones técnicas que en el futuro afectarán a todos los desarrolladores y que debían servir para «aclarar cuáles van a ser las normas» a la hora de abordar estos proyectos de eólica marina y para «aclarar las inversiones que hay que hacer en el país más adelante».