ING Group registró un beneficio neto de 4.781 millones de euros en 2019, lo que representa un incremento del 1,7% en comparación con su resultado del año anterior, informó la entidad holandesa, que cerró el ejercicio con 38,8 millones de clientes.
Los ingresos subyacentes de ING en el último ejercicio alcanzaron los 18.306 millones de euros, un 1,2% más que en 2018, incluyendo un aumento del 1,2% de los ingresos por intereses netos, hasta 14.079 millones de euros, mientras que los ingresos por comisiones crecieron un 2,3%, hasta 2.868 millones. Por su parte, los ingresos por inversiones reportaron 306 millones a la entidad, cinco veces más que en 2018.
No obstante, ING destacó que sus gastos subyacentes aumentaron a mayor ritmo que los ingresos, con un incremento interanual del 4,5%, hasta los 10.353 millones de euros.
«Registramos un incremento del 4,5% de los gastos subyacentes en 2019, incluyendo un marcado incremento de los costes regulatorios, así como de los costes relacionados con la mejora de nuestro programa KYC (enfocado al control de riesgos y la lucha contra el blanqueo de capitales)», declaró Ralph Hamers, consejero delegado de ING Group.
En el cuarto trimestre, ING Group registró una caída del 30,9% de su beneficio neto, hasta los 306 millones de euros, mientras que sus ingresos subyacentes disminuyeron un 1,4%, hasta 4.439 millones.
Al cierre del ejercicio, el número de clientes de ING alcanzó los 38,8 millones, incluyendo 13,3 millones para los que la entidad es su banco principal, un 6,7% más.
La entidad ha propuesto el pago de un dividendo anual de 0,69 euros por acción, frente a los 0,68 euros abonados por el ejercicio precedente de los que 0,24 euros ya fueron pagados en agosto de 2019.
El mes pasado, ING España fue sancionado por El Banco de España con dos multas que ascendían en conjunto a 5,4 millones de euros, debido a informar de forma “deficiente” a sus clientes sobre la Tasa Anual Equivalente (TAE) y por una infracción grave identificada en sus mecanismos de control interno.
El organismo supervisor apreció que ING no informaba bien a sus clientes sobre la TAE, mientras que tampoco calculaba adecuadamente la información precontractual (Fiper) ni la contractual, debido a que no se incluían algunos gastos a cargo del cliente.